sábado, 17 de abril de 2010

Los videos

He intentado varias veces redactar una especie de "post final" con profundos razonamientos, miradas retrospectivas con alegatos trascendentales sobre la libertad, la felicidad y el sentido de la vida.

Me era imposible resumir en unos párrafos lo que ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. Todo lo que escribía me parecía extremadamente superficial y vacío.

Gracias a dios mi buena amiga Cris ha acudido a mi rescate. Lo ha resumido todo en un par de videos que me han conmovido.

Hay algunos fallos en las localizaciones de los lugares, pero la banda sonora es...pensada para mí :)

Espero que os gusten.





miércoles, 7 de abril de 2010

Se acabó

Tenía preparado un par de post más, de mis días en Don Det, la isla del Meckong bajo de Laos. Pero ahora mismo todo eso me parece muy lejano y absurdo.

Estoy en casa, en España. El viaje acabó. El día 2 recibí la noticia del fallecimiento de mi padre.

Gracias a todos/as los que caminasteis un poquito conmigo y me disteis ganas para seguir relatando mis experiencias. Espero que le sirvan a alguien.

Un saludo,
Agustín

domingo, 28 de marzo de 2010

Vientiane

Don Det, domingo 28 marzo 2010

Pasé más días de los que tenía pensado en Vientiane, pero es que esa es una de las cosas buenas de estar de viaje a tu aire: puedes cambiar de planes sobre la marcha :) Sencillamente los días van pasando, y de repente miras el calendario y te encuentras con que no sabes ni en qué día de la semana ni del mes estás. Me encanta :D

Vientiane, como capital de país, no pasa ni por capital de provincia en España. Es pequeña, sin mucho tráfico, sin polución, sin grandes edificios, sin prisas y sin agobios. Quizás por eso no tenía prisa en irme. Fueron 6 días, y creo que hasta la fecha ha sido el lugar, quitando Yakarta donde tenía una buena razón para hacer un stop, donde más tiempo he estado parado.

El bus desde Van Vieng te deja en la estación, y allí te esperan tuk-tuks y mini bus que van al centro. Yo pillé, junto con otros giris, un mini bus que por 5000 kips nos dejó en una calle céntrica con varias opciones de alojamiento cercanas. Son todas bastante caras según estuve viendo, y la más barata, de 35000 kips tenía una pinta horrible, así que aflojé pasta para pillar por 70000 kips una habitación espaciosa, con tv, terraza y calma. Sin quejas del lugar, pero he olvidado el nombre. Sólo sé que está en un lateral del Museo Nacional, en una calle que da al estadio.

Esa misma tarde me di un primer paseo, pero no fui muy lejos y sólo vi el “Lao National Culture Hall”, que usan como sala de exposiciones y eventos oficiales. El segundo día pude presenciar la entrega de premios de la 3º edición de literatura del Mekong. No deben de leer mucho los laosianos, porque no había más de 10 mesas, unos 60 invitados.



También vi el “That Dam”, una de las más antiguas estupas en Laos y que una vez estuvo cubierta de oro. Oro que luego robaron los siameses durante una de sus incursiones en 1828. También dicen los locales que es la corona del dragón que protegió la ciudad durante dicha incursión...Raro que no protegiera su propio oro, con lo tiquismiquis que son los dragones con sus tesoros. En cualquier caso, es muy similar a otras tantas estupas que he visto en Thailandia.



Al día siguiente me levanté temprano. Aunque quisiera aquí no se puede dormir mucho más de las 9 de la mañana. El calor es insoportable aunque tengas el ventilador a tope. Aún con aire acondicionado en marcha, hay algo en el ambiente que te hace levantar, y no es la vida de fuera que está en marcha desde las 6 de la mañana. Es la latitud creo yo, tu cuerpo se despierta antes que tu y se niega a seguir durmiendo.

Caminando me acerqué al mercado. Decenas de puestos de música y pelis piratas por todos lados. Es el mercado, vale, pero aquí en Laos también observé que tiendas comerciales “pijas” como los “7eleven” (aunque aquí tienen otro nombre) también venden copias ilegales. Es como si viéramos en El Corte inglés piratería. En parte lo entiendo, porque aunque quiera esta gente no puede piratear, pocos tienen acceso a internet. Sólo les queda el mercadillo. En fin, para muestra, un botón.



Luego paseo por el mercado. Estaba buscando unas sandalias, que las que compré en Indonesia ya estaban pidiendo el retiro y se me habían roto por varios lados. Compré unas que me vienen perfectas con cierre centralizado alante y atrás, velcro, perfecto para caminar por cuestas e incluso hacer trekking si te lo propones. Y es que unas sandalias de las de playa no valen cuando vas cargado con mochila y empiezas a sudar, especialmente yo. Al rato me era más fácil ir descalzo que subido en unas sandalias anti-adherentes sudadas. La china me pedía 300000 kips la loca. Tras reírnos un rato juntos le bajé el precio a 100000 kips. Unos 10 euros. Seguía siendo caro, pero la verdad es que me venían de puta madre. Los pagué y pude ver con el rabillo del ojo como se iba tan contenta a darle el dinero a su jefe con una mueca de complicidad en plan “mira lo que he sacado por esas zapatillas”. Aquí es inevitable sentirte estafado la mayoría de las veces, pero bueno, como las zapatillas me vienen de perlas, los dos tan contentos.

El mercado, muy chulo para el que le guste eso: zona de telas, de zapatos, de móviles, de lavadoras, de comida, etc... Para mi, un agobio. Me di un paseo, saqué unas fotos y pa fuera. Ese mismo día estuve charlando con una canadiense que encontraba fascinante el tema del mercado en el sudeste asiático, el regateo, las 50 tiendas vendiendo lo mismo, el mirar las cosas 50 veces, el sentirte una estrella de cine cuando te vienen 10 tipos a venderte algo, etc... Mujeres.



Luego, caminando bajo un sol abrasador que me obligó a abrir el paraguas para protegerme, me acerqué al, muy generosamente llamado, “Arco del Triunfo”, similar al francés. Ya mehe dejado la barba otra vez...



Luego 20 minutos más de caminata hasta la zona más monumental, pasando las embajadas de Indonesia, Vietnam y Thailandia, donde está el monumento al soldado caído desconocido, el “National Assembly” y el monumeto nacional más importante, el “Pah That Luang”.




Este monumento, el “Pah That Luang” es la vez un símbolo de la soberanía nacional y del budismo. La leyenda dice que unos misioneros Ashokan de la India erigieron una stupa relicario para albergar un hueso de Buda en su interior 3 siglos AC. La verdad es que es bonito, pero no demasiado impresionante. Supongo que para un creyente su valor es más místico que el valor que le pueda dar un occidental que ha pasado por el Borobudur, Prambaran o Bangkok.




El nivel del Mekong está bastante bajo, y ahora están aprovechando para construir lo que parece que será una especie de paseo marítimo. Enormes excavadoras, camiones y polvo es lo que hay en lo que debería ser una bonita vista. Es jodido para el negocio de los que antes tenían sus puestos ahí. Primero se los derribaron, y ahora el polvo que levantan las obras espantan a los clientes que se acercan a tomar una beer-lao a sus improvisados puestos. Yo recorrí todo el paseo en un par de kilómetros y me tomé la birra en un bar de altura para ver algo.



El tercer día cambié de guesthouse a una llamada “Wonderland 2”. Más limpia y mejor situada, por el mismo precio. De camino visité el Museo Nacional. La entrada son 5000 kips y dentro se pueden observar esbozos de la historia de Laos, desde los primeros asentamientos prehistóricos hasta la actualidad, con un piso dedicado exclusivamente a la guerra de Indochina y a la publicidad anti-imperialista de los Estados Unidos. Cientos de fotos de “la guerra libertadora”, de lo que sus bombas causaron a la población, de mítines de políticos, etc...



Hacía un calor que rajaba las piedras, así que decidí hacer un break y pasar el día en la piscina. Por 32000 kips, unos 3 euros, tenía derecho a sauna, gimnasio y piscinita. Las birras aparte :D El sitio se llama “Sengdara” y cualquier tuk-tuk te puede llevar allí por 10000 kips.

Al día siguiente ya tenía pilas de nuevo, y visité un par de sitios más, y me saqué esta foto con un buda que me pareció punky. Y ya me he dejado la barba de nuevo.






Pasé la tarde en el “Xieng Khuan” o “Buddha Park”, y es un sitio muy curioso. Para llegar hay que ir a la estación de autobuses y pillar el número 14. En unos 40 minutos ves el cartel del parque (hay que pasar de los pesados que te asaltan en la estación que dicen que tardas 1 hora y media en llegar y que el bus sale dentro de 1 hora, es mentira, sale cada vez que se llena y eso es cada rato). Este parque lo usó un excéntrico venerable que combinó el budismo y el hinduísmo en su escultura, creando unas obras un ranto bizarras. Hay decenas de estatuas, cada cual más extraña y grotesca. Un lugar curioso que merece la pena visitar. También tiene un enorme buda tumbado que los locales van a venerar.




Por la noche, después de la cena en el río, decidí probar el masaje típico de Laos, y me acerqué a uno de los cientos de centros de la ciudad. El masaje tradicional de una hora me costó 40000 kips y, aunque no fue tan acojonante como el de aceite que me di en Thailandia, salí muy relajado. Su técnica consiste en puntos de presión sobre todo, en puntos clave, más que en el típico sobeteo de músculos.

Ese mismo día contraté mi viaje para las 4000 islas del mekong, en la provincia más septentrional del país, y a un salto de Camboya. Cuesta 225000 kips e incluye el viaje nocturno de 11 horas en un bus con camas, cena en el bus y luego transporte en mini bus y bote hasta la isla que elijas.

Así que el último día recogí mis cosas de la guesthouse y pasé la mañana jugando al billar y bebiendo beerlao. Por la tarde me acerqué al estadio a ver un partido. Era de chavales de unos 16 años y el partido estuvo muy emocionante. Cuando llegué iban 2 cero ganando los visitantes, pero con el ánimo de la grada, a la cual me sumé, le dimos la vuelta al partido y ganamos 3-2. En los estadios laosianos no se comen pipas ni palomitas ni esas guarradas. Se come fruta fresca y cacahuetes cocidos.



Ya por la noche me recogió el bus. Yo por si acaso me subí medio piripi, para coger sueño rápido que el viaje era muy largo, y menos mal que lo hice, porque me tocó compartir atril con un tipo local. Es muy desagradable dormir en la misma cama con un tío que no conoces de nada y que se levanta cada 2 horas a mear. Es repulsivo que su pierna llena de pelos te roce siquiera medio segundo ¡¡que asco dios!!



Pero bueno, dormí a pierna suelta la mayor parte del camino y al llegar, otro bus, y otro, y un bote, y aquí voy a pasar mis últimos días en Laos, tumbado en una hamaca en una isla y bañandome en el Mekong, por fuera y por dentro.

Nos vemos en Camboya!!