lunes, 30 de noviembre de 2009

Adios Ubud

28-11-9

Menuda paliza me he dado hoy. Por la mañana cambio de hostal y paseo. Comí en un Warung muy barato: sopa con verduras y pollo por 9000 y arroz con tortilla por 10000. Luego por la tarde, pateo de 3 horas por los arrozales.







En medio de los arrozales hay un lugar llamado “Bodag Maliah Warung”, un restaurante-cafetería con jardines orgánicos, donde supone que ellos mismos cultivan de manera natural y sin aditivos químicos sus propias cosechas, con la que luego hacen la comida. Yo me tomé un rico te helado por 12000. Sin embargo creo que es más publicidad que otra cosa...eché un vistazo al supuesto jardín orgánico y no hay gran cosa como para abastecer a un restaurante...




Me hizo gracia que en los campos de arroz de al lado, tenían un sistema de cuerdas, con decenas de latas de refrescos atadas a ellas, y una mujer se encargaba de mecer para hacer ruido y de esa manera asustar a los pájaros que se comen el arroz que está a punto de ser recogido.




Saqué un video y unas fotos del paseo, fue agradable, aunque hacia un calor de mil demonios. Da igual que vayas lento o rápido, con peso o sin él, con algo de ropa o sin camiseta, acabas empapado nada más dar dos pasos. Esta época, de noviembre a marzo se supone que es la de lluvias, pero no ha caído más que 15 minutos el día 26. Los mismos balineses comentan que este calor diario no es muy normal.

Este es el video...disculpad la baja calidad...no se puede hacer mucho con un movil de 2 mega pixeles, aunque tiene unas opciones de edicion de video interesantes. Todo esto lo hice con el movil...



Por el camino, y en medio de la nada, hay decenas de puestos de arte, sobre todos de cuadros, con sus dueños dentro animándote a entrar. Hay cuadros excepcionales, pero no me animé a preguntar precios, que luego te lían media hora para convencerte que lo compres.


A la vuelta, por la carretera a las afueras de Ubud, decenas si no cientos de perros, te ladran por el camino. No es un paseo recomendable para alguien asustadizo. Aunque no se les ve agresividad, si 10 perros se acercan ladrando, acojona.

A la vuelta al hostal y con ganas de darme una ducha, me encuentro con que no hay luz. Por lo visto una vez a la semana cortan la luz en Ubud por un par de horas, es algo normal para ellos. Esta vez fueron 3 horas, así que me duché con la luz de un candil. Fue muy bucólico estar en una casa en medio de la naturaleza, con las ranas croando fuera y el juego de luces y sombras de una única llama portable.

29-11-9

Esta mañana me levanté sin saber qué hacer. Cogí la Lonely y dejé que me guiara. Llamó mi atención un templo llamado Goa Gajah o “Cueva Elefante”. Se encuentra en la localidad de Bedulu, a 15 minutos en coche de Ubud. Me acerqué al mercado y allí cogí un Bemo. Es uno de los sistemas de transporte que usan los lugareños. Se trata de una furgoneta “tuneada” para que quepan más personas dentro, con los asientos en forma de banco. Me hizo gracia que tuviera barras de seguridad en los laterales, por si volcaba, como una gran medida de seguridad, cuando en el interior, si apoyas mal la mano en el salpicadero de atrás, te la puedes cortar con la herrumbre y los afilados metales que por el tiempo se han ido saliendo de su sitio. Me senté con las manos en las rodillas y a esperé que llegáramos. Pagué 5000 rupias, cuando los taxis te piden 100000....No hay más que preguntar de dónde salen los bemos, y esperar un poco. En el caso de Ubud, salen desde el mercado central, al lado del palacio real. Hacen varias rutas distintas. El mío iba hacia Denpasar, pero si le indicas a dónde vas, da un rodeo, y te deja donde tú quieres. Sé que pagué más que los lugareños, pero está bien para tratarse casi de un taxi bajo pedido. Sólo 35 ctmos de euro.

Este lugar, Goa Gajah tiene su propia historia. La leyenda cuenta que lo creó la uña del legendario gigante Kebo Iwa. Lo que está demostrado, es que ya existía el asentamiento cuando la dinastía Majapahit conquistó Bali, allá por el siglo XI.

La cueva que da nombre al lugar está escavada en una cara de la roca. Se puede entrar pasando por la horrible figura de un demonio, que parece mantener a salvo la cueva de la selva que hay alrededor. El interior no es muy espectacular. Tiene forma de T y contiene algunos símbolos fálicos de Shiva y algunas desgastadas figuras de Ghanesa, el hijo con cabeza de elefante de Shiva.



Frente a la cueva, hay unos estanques cuadrados para baños. Ahí conocí a Tukap, una indonesa que me animó a lavarme en ellos, pues su guarda el secreto de la eterna juventud.



Agradecí el frescor de su agua, y dejé que Tukap me engatusara y me hiciera de guía. Sabía que al final me iba a pedir dinero, pero me pareció simpática. Hice una buena elección. Tukap me llevó a una zona que no habría podido encontrar yo sólo. Bajamos un pequeño camino que está un poco más adelante, hacia el río. Un luigar precioso y con el calor que hacía, no dudé en quitarme la ropa y darme un baño. Tukap me animó a quitarme también los calzoncillos la muy pillina, que en Bali no pasa nada pues la mayoría no son musulmanes, pero menos mal que no lo hice, porque al poco llegó una japonesa también de la mano de otro guía y habría sido un show conmigo dentro del agua sin poder salir, esperando que terminara de sacar fotos. Ya se sabe cómo son los japoneses con las fotitos.




Luego nos internamos más en el asentamiento y en la selva. Mariposas de todos los colores, gigantes y preciosas, arañas como mi mano abierta de grandes, humedad, iconos de monos y musgo. Parecía una película de aventuras. Me encantó el lugar.



Luego recorrimos algunos templos de la zona en su moto y comimos en un puesto callejero por 10000 rupias (0,70€) un plato de arroz picante con verduras. A todo le ponen picante esta gente. Al final me picaba hasta la coca cola que tuve que pedir para suavizar el tema.



Tupak me trajo de vuelta a Ubud, por lo que me ahorré el Bemo de vuelta, y le pagué 50000 rupias por su guía. No pareció muy contenta, así que al irse de mi habitación se llevó, pidiéndome permiso, lo que iba a ser mi cena, unos espaguetti de bote que te preparas automáticamente con agua hirviendo.

En algunos sitios a los que he ido te encuentras con eso: gente local buscando turistas para hacerles de guia y sacarse un extra. El problema es que te mienten como si fueras idiota. En el caso de Tupak, me dijo que su padre estaba enfermo, que trabajaba de cocinera en un restaurante ganando solamente 100000 rupias al mes (7,15€) y que nadie en su familia trabaja y ella los mantiene a todos, así que los días libres que tiene los dedica a hacer de guía turístico, donde sus clientes tan satisfechos normalmente le dan 300000 rupias. Hay 1 verdad y 4 mentiras en su historia. Adivinas donde? Por la noche quería que la invitara a cenar....¡pero coño! Si ya te has llevado mi cena!

Por la noche me acerqué al templo real. Durante toda la tarde estuve viendo a la gente con sus mejores galas, llevando ofrendas allí. Efectivamente, debe tratarse de una festividad local importante. Se realizó una especie de representación teatral y una misa. No entendí un carajo, pero fue interesante.

Uno iba vestido con un traje muy llamativo, simbolizando diferentes dioses. Hizo varias apariciones. En algunas bailaba mientras por los altavoces alguien hablaba, y otras veces hablaba a gritos dirigiendose a la zona de los ricos, como echandoles la bronca. En el suelo se sentaba el pueblo, todos con sus mejores galas balinesas. Llegado un momento, se pusieron a rezar, levantando las manos al cielo con flores entre ellas. Muy emotivo.




Mañana dejo Ubud. Me ha gustado su arte, su cultura, arrozales y templos. Pero aun me queda mucha Indonesia que descubrir!! Es posible que vaya al volcán Gunug Agung. Buscaré un pueblo más o menos cerca, y quizás después del volcán salte a Lombok, otra isla frente a Bali.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Ubud, arte y tradición.

Un Shuttle nos llevó a Ubud por 4,2€ a las 9 y cuarto de la manyana. Lo conducía un tío muy poco amigable. Nos colocó en el último asiento, quedando 2 libres, y atrás no corría el aire, por lo que a los 30 segundos ya estaba sudando. Le pedí que si me podía cambiar de sitio y de mala manera me mandó a callar. Lo bueno de hablar español en indonesia es que te puedes cagar en toda su casta a viva voz, que el tío no se entera, así que cumplí mi venganza mientras Ruben se acojonaba por si el tío pillaba algo...

Ubud es arte, es tradición balinesa al más puro estilo. Por todos lados se ven puestecitos que muestran sus cuadros como pequeñas galerías. Muchos centros de talla de madera, de cuero, de cristal, cursos de cocina, y patios típicos donde se representan bailes tradicionales balineses.

Tuve la suerte de que cayera una suave lluvia de 15 minutos a media tarde. Refrescó el ambiente y agudizó los ricos olores de la calle balinesa. Multitud de aromas se mezclan en el aire de las calles de Ubud, tantos como diferentes flores se abren para hacerte disfrutar de su aroma. Un frescor muy agradable que animan a respirar profundamente.

Hoy nos quedamos en un hostal de 6€ la noche. Cama y agua caliente, para qué quiero más. Espero disfrutar tanto como pueda de Ubud, centro cultural de Bali, y no creo que pase mucho tiempo entre sábanas. Sencillo, como casi todos los de aquí, a menos que optes por algún hotel con piscina y bar... Son habitaciones que han arreglado familias dentro de sus propiedades. Ellos hacen su vida en el patio de la casa, y tu puedes entrar y salir sin molestar ni ser molestado. Esta guesthouse se llama “Brata 2”, y por 20000 rpi más podía haber elegido un segundo piso, con vistas a un campo de arroz, pero de eso ya tendré estos días cuando salga de paseo con las bicis.

Esta mañana hemos ido a ver el palacio real, y nos hemos deleitado en el arte balinés, que nada tiene que envidiar al Thailandés. Muy bonito. Realmente te da la sensación de antigüedad, y parece que en cualquier momento pueda salir de la esquina un rey de aquella época. Es sorprendente el detalle de cada pared, cada esquina, cada escultura...sin duda fueron grandes artesanos y me invita a estudiar más la historia Balinesa, cosa que haré en cuanto pueda.





Luego un paseo por el mercado que está en frente. Tienen de todo lo imaginable en cuanto a artículos manufacturados, muchísima ropa, decoración para la casa, fruta, etc... De todo, excepto lo que yo buscaba, un móvil o cámara de fotos.





Mas tarde alquilamos unas bicis por 2€ el día, y bajamos al Moneky Forest. Sí, más monos, pero estos han demostrado ser más tranquilos con los turistas. No están amaestrados para robar nada, pero por si acaso, yo me guardé las gafas. Me ha encantado esa visita, que sólo cuesta 1€. Una densa jungla, monos por todas partes, lianas, esculturas de piedra de monos, lagartos y hombres-mono con musgo coloreándolos, ríos, humedad, escondites preciosos. Pareces estar en una película de Indiana Jones.








que gracioso el mono bebe punky xD


Tanto mono contagia





Hay que descubrir Ubud, y para eso se necesita tiempo. Definitivamente me quedaré unos días aquí.

Por la noche, cena buena-bonita-barata y copita. En el campo de fútbol se reúnen algunos grupos de jovenes y al pedirles papel, insistieron en que me uniera a ellos y me invitaron a una bebida típica de aquí, el “Arak”, que sacan destilando cocos, pero es bastante fuerte, algo más suave que el tequila. Uno guay, dos pasable, con tres ya te arrugas como si chuparas limón. Luego me acerqué a saludar a Tia, una chica que no me puede hospedar en su casa como couchsurfer, pero que me invitó a acompañar a unos amigos y tomar una copa más. Me fui pronto, que al día siguiente quería despertarme a las 8 para ir en bici a explorar los arrozales.


28-11-9 Ubud


Esta mañana se ha marchado Ruben a Jakarta. Estará allí un día y mañana domingo vuelve a España. Ni que decir tiene que no le envidio en absoluto :)

Aquí amanece muy temprano, y anochece también temprano, sobre las 7, por lo que hay que aprovechar el día, así que me estoy levantando pronto. A las 9 desayuno y paseo en Bici, para probar la cámara del móvil que me he comprado. Me he gastado 72€ en un Sony Ericsson S500i, con cámara de 2 mg pixeles, así que la calidad de las fotos bajarán algunos enteros, pero creo que servirá. Necesitaba un móvil sí o sí, para cualquier emergencia, y si además lo puedo usar de cámara, tanto mejor.

Mientras paseaba por los alrededores de Ubud, encontré una guesthouse familiar estupenda, y ya me he cambiado a ella. Es un poco más cara, 100000 rupias la noche, unos 7€, pero es espectacular. Se llama “Nirwa” y está situada entre arrozales, un poco más adelante del cruce entre la calle Bisma y la Raya Ubud, a las afueras, un refugio de paz. Desde aquí, mi terraza, puedo escuchar el canto de decenas de pájaros y el riachuelo que pasa cerca, donde me he dado un baño muy agradable hace un rato.




El riachuelo de los campos de arroz que corre cerca de mi pisito.

Y en gallumbos me di un refrescante banyo, hasta que las hormigas, aranyas, moscas y mosquitos decidieron que era hora de invadirme como si se tratara de una parte mas de ese decorado natural.


Una panomarima de un amplio campo de arroz. En silencio con el solo murmullo del agua es muy relajante.

Algunos campos estan totalmente anegados, descansando tras haber sido cosechados, mientras otros muestran las espigas del arroz a punto de ser almacenado.


La gente es muy agradable. La mayoría sonríe y dice “Hello” cuando pasas a su lado. Los niños se ríen y te miran con curiosidad, aunque hay bastante occidental en Ubud. Algunos adultos te paran y te preguntan lo típico, de dónde eres, a dónde vas, cuántos dias te quedas en Ubud, etc... Algunos lo hacen con intención de llevarte a su guesthouse o venderte algo, pero la mayoría es por simple curiosidad y como una muestra de afecto. La única norma que hay que seguir es devolver siempre la sonrisa cuando alguien te la da. No hacerlo sería una gran grosería. Parecen siempre alegres y dispuestos a una amigable charla. Cualquiera se puede sentir muy cómodo en Ubud, especialmente los que aprecian la pintura. Hay galerías por todos lados!!

Esta es la habitacion de la guesthouse familiar donde me estoy quedando. Los duenyos son un matrimonio muy muy agradable.


Esta es la vista que tengo desde mi habitacion


Y este es uno de los millones de budas que hay por aqui. En la puerta de cada casa y cada comercio, los duenyos presentan pequenyas ofrendas que consiste en cualquier cosa que pueda agradar a la deidad, como arroz, flores, incienso... Hay que estar mirando al suelo para no pisarlas, pues las ponen en las aceras.


“No thank, i dont want a fucking massage or transport”

26-11-9

Hoy relax. Después del día nefasto de ayer, y lo de nefasto es en clave de humor, hoy me apetecía tranquilidad y descanso. No he parado la pata desde el día 13, y ya tocaba. Además, hoy al levantarme no sabía siquiera si iba a tener dinero para moverme.

Anoche me encontraba con 20000 rupias en el bolsillo, algo más de 1€ para cenar, así que fui a sacar dinero del cajero. Denegado. Pruebo otro. Denegado. Así 4 cajeros, hasta que en uno me dice que la tarjeta está bloqueada. Algo así era de esperar. Cuando una tarjeta de crédito hace movimientos extraños, VISA tiende a bloquearla para evitar usos fraudulentos, y yo me he movido por China, Thailandia, Malasia e Indonesia en menos de 12 días, y eso no es muy normal que digamos. Lo entiendo, y lo aceptaría de buena gana en pro de mi seguridad monetaria, SI NO HUBIERA AVISADO DE ESTO ANTES DE MI PARTIDA!!!! Sabía que podía pasar, así que antes de salir, avisé a mi banco de que iba a estar de viaje durante una larga temporada, que no me bloquearan la tarjeta si veían cosas raras y tal.... Pues no señor, ni puto caso. Anoche tuve que cenar unos bollitos de paquete de feria que había comprado el día anterior. El problema no es ese, sino los 16 euros que me ha costado estar llamando a España, al servicio de tarjetas de La Caixa, durante no sé cuánto tiempo. 3 veces acabó y empezó una puñetera canción de Mozart en el pinganillo hasta que pude solucionar el asunto mientras las chicas del servicio de atención me pedían que me mantuviera a la espera mientras mi cabreo iba en aumento...

Esta mañana he sacado 2 millones de rupias, por si las moscas, aunque me han asegurado que no volveré a tener problemas.... Entre el mono cabrón, mi entrepierna sollada, y estar sin un puto duro, creo que ayer fue la contrapartida a toda la buena suerte que he venido teniendo... Espero que ahora me toque otra racha buena :)

.......

Hoy hemos comido en un sitio cercano al hotel, donde por 10000 rupias, menos de un euro he comido arroz con un trozo de pollo frito y carne agridulce. Nada para hincharse pero suficiente. Allí he conocido a un chaval indonesio, uno de los camareros, que quizás por ser sus únicos clientes, ha querido entablar conversación con nosotros, preguntándome de dónde era y tal. Al hablarle de mi viaje, y de mis intenciones de estar un tiempo por aquí, me ha invitado a su casa en Timor Oriental. Es una isla al este de Indonesia, muy cerca de Papúa. Parte de esa isla se independizó de Indonesia en los años 80, creando un nuevo páis llamado “Timor Oriental”, pero él vive en la parte indonesia. Me ha comentado la belleza natural de sus parajes, y de la hospitalidad con que me iban a recibir en su familia y pueblo. Me ha parecido un chaval muy honrado y noble. No pretendía llegar tan lejos en un principio, pero quizás me acerque. Sería entre el 20 de diciembre y el 4 de enero, cuando él toma vacaciones. Me lo pensaré, es una buena oportunidad de conocer Timor, alejado de los resort y con una singular belleza natural que no encontraré en muchos otros sitios.

El último día en Kuta lo he pasado descansando. No me apetecía más moto, aunque no la he rentabilizado muy bien que digamos, da igual. Me apetecía hacer lo que se supone que uno hace en este tipo de sitios. Por la mañana piscinita, por la tarde playa, con siesta incluida, y por la noche cena, copita y paseo. Creo que un día más aquí y me vuelvo loco. Es el ambiente el que me agobia. Demasiada gente, demasiados pesados dando la vara. En el paseo de esta noche, de una hora más o menos, nos han parado unas 50 veces gente ofreciendo diversos servicios: transporte en moto, masajes, chicas, taxis, etc... Aquí me vendría bien una camisa como la que vi en Phi-Phi: “No thank, i dont want a fucking massage or transport”.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

La venganza de Monkey Island

Cabreado estoy. Me han hecho la jugada del mono loco. Que rabia. Ahora odio profundamente a esos monos tan graciosos de Monkey Beach de los que hablaba de Phi-Phi, esos que me hacían tanta gracia y que me gustaría saberlos libres del turismo que corrompe su forma de vida. Ahora me gustaría comerme uno frito, asado o incluso crudo.

Esta mañana alquilamos una moto, una 110cc automática por 50000 rupias el día, unos 3,5€, y nos pusimos rumbo a Nusa Dua, el sureste de la isla. Un complejo turístico de alta categoría, con sus enormes resorts cerrados al paso de tenderos, vendedores ambulantes y con unas playas semi privadas, grandes, limpias y con unos templos curiosos. Llegamos sin muchos problemas y una vez allí mereció la pena el trayecto de unos 40mn. Las playas eran magníficas, arena blanca y agua cristalina. Lamentablemente se me había olvidado las gafas y el tubo, así que ni me bañé, pero sí visité unos templos que había por la zona y me di unos agradables paseos.



25-11-9

Luego pusimos rumbo a Jimbaran, donde se supone que se comía buen pescado y marisco. Media hora después buscamos algún sitio para comer. Descartamos uno carísimo, cuya carta indicaba piezas por 400000-500000 rupias el kilo, 35€, y buscamos algo más sencillo. Lo encontramos pronto y comimos bien. Busca, compara y....Yo mismo elegí el calamar, una hermosa pieza de 1,1 kilos, que a 9500 cada 100 gramos, me salió a 105000 rupias, unos 7,40€, que incluía arroz, salsas y una especie de ensalada rara. Mi compi se jaló un enorme pez, no sé el nombre pero parecía una dorada, por el mismo precio.



Sobada en la playa de media luna que abraza decenas de restaurantes y nuevo rumbo, esta vez a Ulu Watu, para ver el “Pura Luhur Ulu Watu”, uno de los más importantes templos para los espíritus marinos que hay a lo largo de toda la costa sur de Bali. Se accede a través de un portalón en forma de arco, flanqueado por estatuas de Ganesha. Las 3000 rupias para entrar bien las valen, pues la singular ubicación del monumento, en lo alto de un acantilado de 400 metros, ofrece unas vistas magníficas, sobre todo en la puesta de sol, que fue nuestro caso. También se representa ahí la bonita “Danza Kecak”, una especie de baile de decenas de hombres, que cantan juntos a ritmo, como se ha visto en muchas películas como “King Kong” de Peter Jackson. Un tío lleva la voz cantante, y los demás siguen su ritmo a base de gritos cuyo tempo sube y baja de manera armónica. Está curioso, pero yo lo escuché desde fuera, y pasé de pagar los 2,5 de la entrada.

El caso es que ya me habían advertido de que tuviera cuidado con los monos, siempre atentos para robar cualquier cosa a su alcance. Pero claro, sin gafas no veo un carajo, no tenía más narices que llevarlas puestas si quería disfrutar de la cosa. Así que compré por 1000 rupias comida de mono, y me puse tan contento cuando vi manadas de ellos pululando por ahí, y me puse a darles de comer de mi mano. Son muy graciosos, te la cogen con cuidado, y si no les das más, te tiran del pantalón para que les sueltes todo lo que tengas. Tuve que esconder el papeo para que me dejaran en paz. En una de estas, concentrado estaba en darle a uno de mi mano para que Ruben sacara una foto, que no vi a uno cabrón que se me acercó por detrás, y en un visto y no visto, me quitó las gafas, que las llevaba puestas, y se puso a mordisquearlas. El cabrón, cuando intenté quitárselas, me sacó unos dientes que ni el puto tiburón blanco, amarillos y afilados. Aún así, me vi la jugada y traté de quitárselas, pero uno de los guardas me dijo que no, y se puso a tirarle cáscaras al suelo para que centrara su atención en otra cosa. Yo hice lo mismo y le tiré toda la comida, a ver si el cabrón tenía hambre. Pero no, parece que le gustaba el sabor del cristal y el plástico. En una de estas, el guarda le dio con algo, y el mono tiró las gafas al acantilado!! Pero había por allí más de 15 monos, y uno de ellos las cogió al vuelo y se fue para abajo, escalando. A tomar por culo las gafas, pensé. Ya me estaba viendo en el oculista, y pagando 100€ por ellas. Pero claro, se acercaron 3 guardas y hablaron entre ellos. Uno que sabía inglés, me dijo que bajara a por ellas si quería. 400 metros de caída libre con unas hermosas rocas puntiagudas al final. Ni de coña! Entonces me señaló a otro, y me dijo “money”. Me recordó al poli del primer día de mi llegada. “Yo te ayudo y tu me ayudas”. 500000 rupias era su precio por bajar a por mis gafas. Tócate los..... Me juego el cuello a que esta gente entrena a los putos monos para este tipo de “jugadas”. Porque no creo que un mono tenga instinto natural de saltar a las cabezas de las personas a quitarles las gafas. En fin...no quedaba otra que negociar. Haciendo uso de mi lado más teatral, conseguí que se jugara él la vida por mí, por 400000, unos 28€. Al rato tenía las gafas en mi mano, aunque le falta un trozo de patilla, que estará en el estómago del mono cabrón.

Entre eso, y que tenía la entrepierna sollada y en carne viva del roce del bañador, que casi me impide caminar, tengo una mala hostia que pa´qué.

Mañana me volveré a jugar la vida en las carreteras balinesas. Están locos aquí: adelantamientos por derecha e izquierda sin más aviso que un toque de pita, falta completa de señales de tráfico, ausencia casi total de semáforos, y cuando los hay, pasan de ellos. Me paré en uno, y los que venían tras de mi, seguían como si tal cosa, esquivando a los coches y motos en el cruce... Pero ya que tengo alquilada la moto por 2 días más, le sacaré partido. Iré a Legian, Seminyak (que son una prolongación de Kuta) y a Sanur.

Aquí nunca sabes dónde empieza un pueblo y dónde termina otro. Las carreteras tienen a ambos lados interminables hileras de puestos de toda clase. Es imposible orientarse bien, a lo cual ayuda la falta de indicaciones de nombres de calles o numeración de carreteras. Muy turístico si, pero muy salvaje también. Esto es el salvaje oeste, pero a lo Indonesio. Aún así, me gusta :)

Mañana pediré carne de mono para comer.

Esto es nada m'as llegar, vestido al estilo balines, y privado dando de comer a los monitos tan graciosos.



Aqui el mono cabr'on comiendose mis gafas



Aqu'i el que estaba cabreado como un mono era yo. Detras, el acantilado asesino al que me nege a bajar.



Y aqui la puesta de sol, con el mono cabron mirando a ver si me pon'ia las gafas de nuevo....que ganas de darle una hostia con la mano abierta y tirarlo por el precipicio.

Arrancando motores

Bali. Por fin estoy aquí. Es Indonesia. Aunque Kuta no es la Indonesia que quiero descubrir, es el inicio de mi auténtico viaje. Indonesia son muchas cosas, y no me atrevo a tratar de describirlo con palabras, pero quiz’as poco a poco a trav’es del blog pueda ir transmitiendo lo que percibo de ella.

Creo que al final me quedaré más tiempo en Bali. No porque el inicio haya sido magestuoso, que no lo ha sido, ni mucho menos, sino porque mi compañero de viaje ha decidido sí o sí ir a Bodobudur en 3 días, y yo no tengo prisa por salir de Bali. Esta es una isla relativamente grande, con la suficiente diversidad de opciones como para pretender descubrirla en 3 días. Me quedaré al menos un mes. Después de 3 días me moveré, Kuta es el Benidorm Indonesio, seguramente a Ubud, donde quiero contactar con una española que tiene su negocio allí, y quizás couchsurfear el sofá de alguien, y de ahí en adelante, ya veremos a dónde me llevan estos pies doloridos que llevo.

El recibimiento no fue muy carinyoso que digamos. Antes de llevar siquiera 5 minutos en el pa’is, ya tenía a un policía sugiriéndome que le diera pasta por “ayudarme” a pasar la visa sin hacer cola. “Yo te ayudo y tu me ayudas” fueron sus palabras al pedirle que me explicara qué clase de servicios me ofrecía en la cola de aduanas. Yo era el único no-Malayo alli. El único con una visa ya sellada. Rechacé su oferta, y fue tras otra víctima, una pareja de ingleses que apareci’o un cuarto de hora más tarde...No sé cuánto le pagaron por un servicio que no necesitaban, ni me importa, pero me ha servido para tener una vaga idea de cómo funciona la policía aquí.

Tras dejar las cosas en el hotel, fuimos a la playa, a 5 minutos caminando. Muy bonita, grande y turística. Al menos lo suficientemente grande para que no se notara la masificación, que a la hora a la que llegamos, sobre las 6 de la tarde, ya era baja. A la media hora ya había rechazado 15 ofertas de masajes, relojes baratos y pulseras, aunque más tarde acabé comprando una, para sumarla a las de Hong Kong y Bangkok. Lástima que se me olvidara comprarme una en Kuala Lumpur, pero como tengo que volver, ampliaré el lucimiento de mi muñeca. 1 por cada país. Algo banal, pero divertido. Surfistas, juegos de futbol y una especie de boleibol con el pie, y muchos puestos para tomarte una cerveza mientras ves la puesta de sol. Esta bien.

Luego ducha, y paseo. Acabamos cenando en un sitio llamado “Carpe Diem”, creo que recomendado por la Lonely, aunque no fue eso lo que me llamó, no me di cuenta hasta más tarde, sino la música en directo de un grupillo animado que recibía peticiones. A nosotros nos tocaron “Nirvana” con “The men who sold the World” y “Pearl Jam”. Comimos bien por unos 2,5€, birras aparte. Aquí, como en todo país musulmán, el alcohol es relativamente caro. No caro comparado con España, pero sí con respecto al resto de precios. Un tercio sale a 15000 rupias, 1,10€ más o menos.

Luego más paseo, un poco de pérdida y solicitud de ayuda de por medio, y hotel. Y aquí estoy, recubierto de spray anti mosquitos que rebotan como contra una barrera mágica. Malditos, están por todos lados, y yo soy de sus preferidos, me entran a matar.

Kuta, por lo que he visto y como ya suponía, es un lugar más turístico que otra cosa. Cientos de puestos vendiendo todo lo imaginable, taxis silvándote, centros de masajes con chicas llamando tu atención, y luces de navidad en bares para lucir.

Mañana alquilaré una moto. Ya tuve bares y música de 4.40 hasta hartarme en Phi-Phi. A ver qué me sugiere la Lonely y los foros de la red. Aquí unas fotos de este primer día.


lunes, 23 de noviembre de 2009

Me encanta Malasia!

23-11-9


Que gente más encantadora!!! Son todo alegría, sonrisas y bondad. Nada que ver con los interesados y mezquinos Thais. Llevo todo el día pateando Kuala Lumpur, y entablado conversación con varias personas de aquí, y puedo decir que, por mi experiencia, el trato al extranjero es exquisito, no te sientes para nada un invasor o un billete de 50 dólares.

Nos hemos levantado cuando el cuerpo me ha dado el toque...la alarma no sonó muy fuerte y estábamos reventados. La noche anterior la pasamos en el “Reaggue Bar”, y tras unos cóckteles y una cerveza me fui medio piripi a la cama. Ese bar es genial, aunque con precios carillos. En hora de “happy hour” me salía a 13,50 MYR el cocktail, unos 2,6€. Barato si lo comparas con España, pero caro si lo comparas conque hoy he comido hasta hartarme en un puesto callejero por 1€. Este es un país musulmal, y el alcohol está grabado con altos aranceles. De hecho, anoche cenamos en un puesto chino de la calle. Muy curioso. Cogías los pinchitos a tu elección, y los metías en una especie de “foundú” o como se escriba, pero de agua, y hervías la comida por 30 segundos. La cena me salió por 1,5€ y la botella de cerveza de 0,75cc por 3€!!!



Pues ese bar, recomendado por la Lonely Planet, es genial para pasar el rato. Música reaggue, aunque luego cuando se hizo más tarde y se llenó el local cambiaron a música de pub, y adornos por las paredes con recuerdos del “Lion” Bob Marley. Podías pedir un rotulador y escribir lo que quisieras en las paredes, llenas de firmas.





Hoy hemos visitado las Torres Petronas, cómo no. No me han impresionado para nada. Parecen más grandes en las fotos...La putada es que hoy era lunes, precisamente el día que cierran el acceso para subir. Sin embargo, cerca está la 4º mayor torre de comunicaciones del mundo, y sus vistas son más impresionantes que las de las Petronas. Luego paseíllo por un parque cercano y centro comercial.






Luego hemos vuelto a Chinatown, donde está nuestra guesthouse, caminando, pasando por el “Little India”. Ambas comunidades se diferencian claramente. Mientras la zona de los indios está llena de tiendas de ropa, artículos de regalo, manufacturados, bolsos y tal, la de los chinos está llena de puestos de comida callejera, tiendas de móbiles y centros de masaje.




Por defecto profesional, entré en una tienda de cine. No era videoclub, la pirateía en los puestos callejeros de chinatown es notable, y claro, el 90% de los cientos de películas que tenían allí son producción Bollywood. Acojonante la cantidad de producciones indias. Luego tenían una mini sección de cine occidental, donde se venían a 5€ los dvds.



En Little India nos sentamos a comer en un oscuro callejón, pero muy fresquito, en un puesto con mesas y unas tenderas la mar de simpáticas. Se descojonaban viéndome devorar un plato tras otro. Me comí: un trozo de tortilla vegetal, 2 empanadillas, 2 muslos de pollo, un plato de arroz y unos 2 litros de agua (aquí se pierden líquidos que da gusto). Total: 1€. Tirado de precio y rico rico.



El caso es que esta gente es la mar de simpática. En una ocasión, se me calló una moneda a una alcantarilla. No importaba porque eran 50 céntimos de Hong Kong, que poco uso les voy a dar ya, pero dos personas se pararon a interesarse y ver qué podían hacer. Un poco más adelante, un simpatiquísimo anciano cruzó la calle al verme, haciendo aspavientos para pararme, y se puso a hablar conmigo sobre mi país. Al decirle que era de España, y de Las Canarias, me dijo que creía que Canarias era un país independiente, no territorio español, pero me pareció curioso que supiera siquiera la existencia de mis islas. Tenía un gran conocimiento de España, pero se lamentaba de no haber conocido nunca en persona a Antonio Banderas y de no haber conseguido nunca un Canario en su casa, el pájaro. Menudas risas con el viejete. Se despidió con un “adiós” con un buen acento español.

Pero el caso más grande de amabilidad aquí me lo llevé a las 9 y media, cuando saliendo de uno de los trasbordos de metro nos encontramos en la calle medio perdidos, mirando para todos para situarnos. Un anciano que se encontraba a unos 50 metros se dio cuenta de la situación, y vino corriendo hacia nosotros, y al explicarle a dónde queríamos llegar, insistió en acompañarnos parte del camino para asegurarse de que llegábamos bien. Me parece increíble que una persona haga un gesto tan amable por propia iniciativa y se tome tantas molestias con gente que no conoce de nada.

El resto de la gente, más o menos igual. Siempre te sonríen, aunque te vayas de su tienda sin comprar nada. Lo mismo hacen en muchos lados, pero aquí es sincera, es como una sonrisa de “que alá te bendiga”. Habré preguntado a unas 10 personas sobre tal o cual dirección, y siempre tienen tiempo para pararse a mirar tu mapa, incluso los taxistas, que no hacen ningún gesto porque te subas a su taxi. Tampoco te regatean en los puestos, ni te timan. El servicio es siempre excepcional en cuanto a lo humano, incluso en la cutre guesthouse de 6€ la noche donde estoy. Creo que cuando vuelva a finales de enero, me quedaré un par de semanas por aquí. Me encanta Malasia.