lunes, 8 de febrero de 2010

Del cielo al Infierno, II parte

Juara Beach, Tioman, Malasia 8-2-9

Han pasado 4 días desde que me sentara delante del pc por última vez, y podían haber pasado muchos más. Me siento afortunado por poder escribir. No por describir mi viaje, que también, sino por seguir vivo. ¿Exagerado? Sigue leyendo, que la cosa está interesante...

Llevo dos días pensando si escribir lo que he pasado en este blog o no, pero tras sopesarlo bien he decidido hacerlo por varias razones. Primero por seguir en la línea honesta que vengo siguiendo desde el principio, contando tanto lo bueno como lo malo de este viaje. Segundo porque quizás esta experiencia le sirva a alguien que me lea y no tome mis mismas erróneas decisiones. Tercero porque escribir y contar ciertas cosas ayuda a darse cuenta de la realidad y a superar los malos tragos, o eso dicen.

Empezaré por donde lo había dejado....

El snorkel del día 4/2/10 no fue ninguna maravilla. Alquilé por 3€ (bastante caro) las gafas y las aletas en el hotel para todo el día y me fui a donde me indicaron. Lo primero es que para llegar a la zona de corales tienes que nadar media hora, y lo segundo que al llegar sí que hay corales, pero no hay apenas peces. Di un par de vueltas y volví al hotel a cambiar las gafas, porque cada 5 minutos se empañaban y tenía que limpiarlas. La chica no tenía ninguna distintas, todas eran iguales, así que pagué 1€ por 1 hora de uso del equipo, tras discutirlo un poco con la chica: quería que pagara todo el dinero. Le expliqué que no iba a pagar por un servicio del que no he disfrutado. A regañadientes aceptó, pero yo ya estaba mosqueado así que me fui a tomar unas cervezas y a comer a otro lado. Ahora pienso que si esas putas gafas hubieran funcionado bien, sin empañarse, nada de lo que pasó después hubiera ocurrido.... Tras la comida, una siesta, y a las 4 me desperté. No sabía qué hacer, así que me fui a dar un paseo a otra playa cercana, donde hay una reserva de tortugas. Sólo iba a estar un rato por allí, así que sólo llevé el móvil para sacar fotos, el mp3 y la llave del bungalow, y lo puesto: el bañador corto que llega a la mitad de los muslos, las zapatillas de playa y una camiseta.

Tras un paseo llego a la playa, que es más de lo mismo: arena fina y blanca, cocoteros, jungla y silencio.



La reserva de tortugas era una mierda. Sólo había una tortuga metida en una especie de cisterna y un montón de gatos... Vi un cartel que señalaba la dirección de una cascada. Eran las 16:30 así que le pregunté a un tipo que estaba por allí que cuánto tiempo se tardaba en llegar a la cascada. Me dijo que media hora, así que decidí acercarme a ver si era mejor que la cascada que visité el día anterior.

El camino se internaba por la jungla y no debía de pasar mucha gente porque apenas se distinguía en el suelo, pero estaba señalizado con spray rojo sobre los troncos de los árboles. Por el camino vi unas decenas de puestos de recolección de caucho: sangre de unos árboles que se recoge en unos pequeños botes.



Tras unos 40 minutos de marcha llego al río: rocas y agua, pero ninguna cascada. Para tener una cascada, necesitas agua y cierta altura, y aunque el caudal del agua era abundante, la caída del agua era inexistente. Las señales rojas se habían acabado ahí. Eran las 17:20 y aún me quedaban 2 horas de luz buena antes de que empezara a anochecer, así que decidí subir un poco por el margen del río, a ver si encontraba la dichosa cascada.

Fue la peor decisión de mi vida, y es que la estupidez humana no tiene límites, y en este ejemplo se hace muy evidente: ¿porqué un hombre solo, sin ningún tipo de equipo de senderismo ni conocimientos prácticos de supervivencia en la selva, decide adentrarse solo a través de una jungla infestada de mosquitos, serpientes, cocodrilos, monos, arañas, plantas venenosas y otro sinfín de bichos, sin ningún camino que seguir en busca de una cascada que seguramente será una mierda?

Todos estaréis de acuerdo en que es una idea muy romántica, pero muy estúpida. Infinitamente estúpida. Entono el “mea culpa” porque no tiene otro nombre, aunque por otro lado, ¿dónde coño estaba la cascada que me prometieron? ¿Porqué había atravesado 1 km de jungla siguiendo unas señales si luego no hay recompensa? Me parecía una tomadura de pelo que se tomaran la molestia de crear un caminito y que de repente acabara en la nada. Por alguna parte debía de seguir...

Así que seguí un poco más hacia arriba. Y un poco más. A cada recodo del río, esperaba encontrar la cascada, y si no, en el siguiente. Subí durante aproximadamente una hora. Eran las 6 y media y ya se me hacía tarde porque a las 7 y media ya va oscureciendo. Tenía una hora para volver a la civilización. Y aquí tomé mi segunda nefasta decisión: si volvía para atrás, eran dos horas de camino, una para llegar a la entrada del sendero por el que había venido, y otra más para volver, en la noche, al pueblo, y teniendo en cuenta que ya sería de noche, probablemente no encontrara el caminito que sólo estaba señalado con spray rojo que sería imposible de ver en la oscuridad. Si seguía hacia adelante, llegaría a la cascada que visité el día anterior y al camino que era ancho y claro.

Así que seguí hacia adelante, sin darme cuenta del fatal error: la cascada del día anterior estaba en otro río que discurre paralelo a este, al otro lado de la colina. Obviamente me di cuenta de esto demasiado tarde...

En algunos tramos era imposible seguir por el margen del río debido a la densa vegetación, y tenía que saltar de roca en roca en el agua. Para arreglarlo todo, en uno de esos saltos, se me cayeron las gafas, que ya se me habían medio roto el día anterior al partirse una de las patas. Y cayeron justo justo donde era imposible recuperarlas: entre dos rocas enormes. No había manera de llegar hasta ellas, así que no me quedé allí para lamentarme. El sol se empezaba a esconder y tenía prisa, pero ahora sin gafas veía mucho menos, así que volví al margen del río o me iba a partir una pierna si seguía saltando de roca en roca.

Con un palo gordo que recogí del suelo fui abriéndome camino cuando no podía seguir adelante, intentando no alejarme del río, que era mi único punto de orientación en ese momento, y fuente del agua vital. Llegué a una especie de presa o embalse con unas puertas que controlan el caudal de agua que sale. Me alegré muchísimo porque supuse que alguien debía de controlar eso de vez en cuando, y por tanto, por alguna parte debía de haber un sendero de vuelta al camino. Busqué y busqué, pero no había ningún camino. O quizás sí lo había, pero entre la oscuridad y mi ceguera, no pude encontrarlo. Volví a comprobar la hora (gracias a dios, la batería del móvil estaba a tope). Las 7 y media. Aún había algo de luz. Volver para atrás me parecía imposible, y seguir adelante había sido un error desde el principio, así que opté por una opción arriesgada pero que podía ser la solución: ir en dirección Norte, donde según el mapa de la isla que tenía en mi cabeza y que recordaba por haberlo mirado varias veces, debía de estar el camino.

Sin brújula, me guié por la posición del sol, o por donde creía que se había ocultado en base al brillo de lo poco que podía ver del cielo. Y es que en esa espesa jungla no se puede ver del cielo más que una pequeñísima parte que está directamente sobre tu cabeza. Los árboles son enormes y muy frondosos...Estilo selvas de Vietnam en "Plattoon" y pelis del estilo...

Dirección Norte era cuesta arriba. Hacía un calor de mil demonios y yo estaba empapado en sudor y negro de suciedad, y ahora además me iba llenando de cortes por todo el cuerpo según me habría camino con mi improvisada arma. Quizás con un machete habría sido posible, pero con un palo había veces que tenía que bordear una zona imposible de pasar por la espesa formación de enredaderas, lianas, troncos, ramas, arbustos y demás que se mezclaban de tal manera que era una locura atravesarlos.

Al cabo de un par de horas, ya era noche cerrada y no podía ver absolutamente nada a más de un metro delante de mi. La luna no había salido y aunque lo hiciera la espesura de la jungla no dejaba pasar ni un rayo de luz. Estaba cansado, sediento, hambriento, sangrando por los cortes por todo el cuerpo y sin ninguna idea de dónde coño estaba o cómo salir de allí. Ahí me vi verdaderamente jodido y empecé a temer por mi vida.

Me habían hablado los locales de serpientes pitones, de arañas y plantas venenosas, de monos, jabalíes, murciélagos y zorros, además de toda clase de insectos. Estaba asustado como nunca lo he estado y posiblemente nunca lo estaré. Caminar adelante era arriesgado porque podía tropezar y caer y si me rompía un hueso o me hacía alguna herida fea, la cosa se pondría muchísimo peor. Además del hecho de que había telas de araña por todas partes y literalmente me comí cientos rompiéndolas con la cara. ¿Y si alguna de esas enanas hijas de puta era venenosa? Tomé la medida de precaución de dar golpes al aire con el palo para romper la tela antes de atravesarla, y así quizás avisar y asustar a la araña de mi proximidad.

Eran las 10 y media de la noche cuando decidí parar y analizar la situación. Estaba claro que iba a pasar la noche en esa selva endemoniada. Miles de ruidos a mi alrededor me recordaban que no estaba solo: pájaros, ratones, grillos, etc... emitían un ruido ensordecedor. De vez en cuando, un arbusto delante de mi se movía con fuerza y algún animal salía corriendo en dirección opuesta a mi. ¿Y si un jabalí me atacaba? ¿Me iba a defender con mi palo? Tenía que buscar un lugar seguro donde pasar la noche sin llamar la atención de los animales de la selva. Sentarme en el suelo era mala idea. Subir a un árbol, a parte de ser imposible porque eran altísimos e imposibles de escalar, son el lugar favorito de algunas serpientes y arañas. Sólo me quedaba una cosa: volver al río y subirme a una roca en medio del agua donde sólo los mosquitos pudieran llegar a tocarme los huevos.

Así que usando el móvil como linterna, di media vuelta en dirección sur. Otra vez.

Quien me conoce sabe que no soy muy católico. Creo en algo, pero indefinido. Pues puedo prometer que tal era mi desesperación que recé con tanto fervor como nunca lo he hecho antes. Recé por una guía, una señal que me enseñara el camino en esa oscuridad. Hable durante un rato con mi ángel de la guarda, que se supone que vela por nosotros. Si alguna vez debía velar por mí, era en ese momento. Prometí acordarme de él cada noche, ser mejor persona, etc... Prometí un montón de cosas con lágrimas en los ojos. Estaba realmente asustado.

Y no sé si fue un milagro, si fue el miedo, la emoción o todo junto, pero yo VI una señal. De repente había 2 luciérnagas en mi camiseta, brillando con una intensidad como nunca había visto antes. Era un verde brillante muy hermoso pero, con la sorpresa, mi primer gesto fue asustarme. Dí un grito y les di un manotazo para echarlas de mi cuerpo. Miré a mi alrededor y había decenas de ellas. Era una visión muy bonita, como estrellas que se mueven a tu alrededor, y entonces recordé que una de las excursiones nocturnas que ofrecen en el pueblo es el de ir a ver las luciérnagas nocturnas.

Una de ellas pasó frente a mi cara y fue hacia abajo, colina abajo. Decidí seguirla. Quizás era mi ángel de la guarda. Cuando estás desesperado y con miedo tiendes a ver cosas...Y no tennia nada que perder por probar...

No había pasado ni 5 minutos cuando oí el maravilloso sonido del agua. Pensé que era imposible, porque llegar hasta arriba me había costado casi 2 horas, y el río debía de estar mucho más lejos. Pero no, debe de ser que durante la noche desvié el camino. El caso es que había encontrado el río milagrosamente pronto. Sacié mi sed y me lavé un poco las heridas de los pies. Busqué un lugar donde sentarme para pasar la noche y me acomodé como pude.

Ahora que escribo esto desde la seguridad del bungalow, aunque con dolores y picores, creo que pasar la noche allí sentado tuvo su cosa bonita. Decenas de luciérnagas danzaban a mi alrededor, y de vez en cuando se acercaban a mi, quizás llamadas por el blanco de mi camiseta. Así que, después de todo, no estaba tan solo.

Sonidos de todas las clases a tu alrededor hacen casi imposible que puedas dormir. Era como 50 teléfonos a todo volumen sonando a la vez.

Apagué el móvil para ahorrar batería y me puse el mp3 con música suave para tratar de dormir y amortiguar el ruido ensordecedor de mi alrededor. Conseguí dar alguna cabezada, pero la postura de estar sentado con los brazos abrazando las piernas sobre una roca hace que se te duerman las extremidades cada poco rato y sea imposible. Además, de vez en cuando alguna hoja caía sobre mí, y me hacía dar un brinco asustado pensando en bichos que venían a por mi.

Cuando piensas que algo ya no puede ponerse peor, siempre hay una manera de que se ponga peor, dice Murphy. Empezó a llover a las 4 de la mañana. Me daba igual, porque yo estaba empapado por el sudor y casi que agradecía un poco de frescura, pero me preocupaba el móvil, que era mi única fuente de luz y de contacto con la civilización, si es que encontraba algún punto con cobertura. No sabía el número de emergencias de Malasia, pero seguramente encontrara alguna manera de llamar ayuda si encontraba la ocasión. Me quité la camiseta y envolví con ella el móvil y el mp3, intentando mantenerlos secos, y me refugié debajo de un árbol cercano, acojonado, esperando que una serpiente me envolviera durante la noche y me despertara asfixiado por ella... Por si acaso, yo tenía mi palo bien cogido en la mano. Me hacía sentir más seguro. Gracias a dios, a las 5 habia parado y el suelo no se habia embarrado demasiado.

Cuando estás solo en la selva pasando la noche sin nada que hacer y con miedo a morir tienes tiempo de pensar en un montón de cosas. Una de ellas fue: “Me da que alguien me ha hecho vudú o alguna movida de magia negra, porque coño, lo que me pasa no es normal. Está lo de las cucarachas en Yakarta, pasarme de fecha en Indonesia, la infección de pulgas en Malacca, se me pierden las gafas en medio de la selva donde me pierdo...”. Si alguien sabe hacer magia blanca, le agradecería que contrarrestara el efecto...aunque se me ocurre una fuente de energia negativa...muy negra... Otra fue: “Mira que bien, a tu lado las aventuras de Robinson Crusoe que estás leyendo ahora no son nada. Ese tio estaba en una isla cojonuda con armas, ropa, herramientas, comida, agua y hasta con granjas, gatos y perros, pero tú estás mucho peor. Vas a sobrevivir y serás mejor que él”... Si, hablaba solo. Es una manera de no perder el control cuando estás desesperado.

Entre vigilia, sueño, picores, ruidos y miedos llegó la mañana y mi esperanza. Esperé a que hubiera suficiente luz para estar seguro de no tropezar y estudié la situación de nuevo. Podía ir río abajo pues era la salida segura, ya que en algún momento llegaría a la playa, pero calculé que supondría pasar 4 horas como muy poco bajando por el margen de un río a veces intransitable, a veces por el propio río donde podría caerme fácilmente y romperme algo. La otra opción era ir al Norte, donde estaba seguro que encontraría el camino principal que cruza la isla de oeste a este.

No fue una decisión equivocada pues mis cálculos eran correctos pero, visto los acontecimientos posteriores, no fue la mejor.

A las 7 bebí agua abundante y pude ver más o menos con claridad por dónde salía el sol y calcular dónde estaba el Norte. Empecé la escalada con buen ánimo, seguro de que encontraría la manera de salir de allí. Busqué otro palo: uno para ir apartando las telas de araña y otro para apartar las ramas.

El camino hacia arriba era muy difícil. En algunos puntos, como ya he explicado, era imposible pasar y tenía que dar grandes vueltas para poder seguir en dirección norte. Otras veces intentaba pasar entre las lianas a palazos, pero sólo conseguía cansarme y cortarme. En una de esas, una zarza me cortó en el párpado derecho. Cerré el ojo justo cuando me golpeó. Es mi ojo “bueno”, ¿qué iba a hacer si me quedaba cegato del todo?

Por el camino me crucé con una especie de zorros rojos que salieron pitando al verme, y lagartos de considerable tamaño pero ni pista de serpientes o jabalís, lo cual agradecí. Arañas a miles, de todas las clases, tamaños y colores. Al principio me daba cosa cada vez que atravesaba una antes que mi palo. Esa sensación de atravesar una tela de araña con la cara es...muy desagradable y más sabiendo que puede ser la morada de una venenosa hija de puta. Las primeras veces entraba en panico y a manotazos me las quitaba de encima. Pero después de cien ya pasas de todo y no les prestas demasiada atención.

Al cabo de un par de horas de seguir al norte llegué a lo que parecía ser la cima de la colina. Agudicé los oídos a ver si escuchaba algún sonido familiar, pero los monos estaban de fiesta y no me dejaban oír nada. Empecé el descenso. Para entonces ya estaba muy sediento y la única manera de encontrar agua era bebiéndola directamente de las hojas de los árboles y arbustos que la habían acumulado durante la noche. Sólo eran unas gotas, pero ayudaban a mojar algo mi reseca garganta. De vez en cuando me encontraba con alguna hoja grande en el suelo que me permitían tomar un sorbo, pero ni rastro de comida. Nada de frutas silvestres y aunque las encontrara, ¿quién me decía que no eran venenosas? Mejor no intentarlo. Setas silvestres, por todos lados, pero lo unico que me faltaba era ver dragones rosas por la selva. Algunas son alucinogenas.

A las 9 y media encendí el móvil de nuevo, y ¡¡tenía cobertura!! Solo una rallita, pero era algo, me indicaba que estaba en el camino correcto. Además, me parecía oír en dirección Nor-Oeste lo que parecía ser una sierra mecánica. Lancé un par de gritos de “help” con todas mis fuerzas y mi macabra imaginación me devolvió respuesta. ¡Me han oído! Pensé. Grite un par de veces mas y reanimé mi marcha en esa dirección con fuerzas renovadas. Al rato volví a gritar y entonces descubrí que eran los monos los que me contestaban. Tiene guasa la cosa.

Pero el sonido de la sierra era real. Estaba segurísimo. Segun me acercaba, la oia mas claramente. Intentaba en la medida de lo posible ir en esa dirección, pero la bajada era muy peligrosa, con pendientes muy pronunciadas, y a veces por las rocas y otras por la frondosa vegetación, era imposible y me obligaban en ir sur-este, este, norte, etc... Gracias a dios, era un día soleado y siempre tuve presente la posición de los puntos cardinales para tratar de ir en la dirección correcta.

Una de las veces que fui a beber de las hojas, noté un picor en la nariz y el labio superior. Fue mi primer encuentro con mi gran enemiga. Afortunadamente en esa ocasión sólo fue un roce y aunque el picor era molesto, era soportable y no le presté mucha atención.

Encontré lo que parecía ser el cauce de un río seco, y decidí seguirlo, porque además de que iba en dirección norte, obligatoriamente iba a llevarme al río, y yo necesitaba beber. No fue un camino fácil, porque las plantas habían invadido el cauce, y en algunos puntos tuve que reptar por el suelo, o escalar sobre las ramas para poder seguir en esa dirección.

En una de esos intentos de pasar entre la espesa vegetación fue cuando me crucé con “la planta”. No sé como se llama ni en inglés ni en español, pero los locales la llaman la “asesina”. En algún punto, no recuerdo dónde, usé mi brazo y piernas para apartar una planta, y en seguida noté unos pinchazos. Al principio era sólo un pequeño escozor, pero poco a poco fue subiendo de intensidad. Al cabo de 10 minutos el dolor era insoportable. Para describirlo usaré un símil de una frase de una de mis películas favoritas, “Trainspotting”: coge una ortiga, frótala por tu mano como si te estuvieras lavando con ella. Ahora coge ese dolor, multiplícalo por mil, y ni siquiera se acercará a lo que yo sentía.

El brazo izquierdo lo tenía casi paralizado del dolor, y las piernas me picaban muchísimo. Era como tener un enjambre de abejas volando por dentro de la piel, y picando con sus aguijones sin parar. Pero para entonces mis piernas tenían tantos cortes que creía que se debía a ellos.

Entonces me desplomé de nuevo. Lloré y volví a rezar. Y puede ser que mi desesperación fuera tan grande que me hiciera ver lo que yo deseaba ver, pero miré a mi derecha, y vi una especie de claro, una zona donde la vegetación por fin se iba abriendo un poco. Por allí fui, apartándome del cauce y pude caminar con cierta velocidad. Al cabo de un rato, vi lo que parecía un camino. Olvidando el dolor y con la esperanza de haber encontrado la salida seguí el camino y pronto vi puestos de recolección de caucho. Estaba muy contento, pero no seguro de que ese camino fuera en dirección al pueblo o en dirección a internarse en la selva. Pero no podía hacer otra cosa que seguirlo. Encontré una laguna y unas cuerdas para seguir el camino para hacerlo más fácil. ¡¡Era el camino correcto!! ¡¡Estaba salvado!! De nuevo lloré, pero esta vez de felicidad. No sabía que mi martirio sólo acababa de empezar...

Me bañé en la laguna para refrescarme y seguí el camino. Me encontré con un hombre local trabajando la tierra y me indicó que era el camino correcto para el pueblo, y que faltaban unos 15 minutos más o menos. Tenía allí su moto, y pensé en pedirle que me llevara, que no podía más, que me había picado alguna planta venenosa y que el dolor era insoportable, pero ante la indiferencia del hombre ante mi visible sufrimiento hizo que decidiera no decirle nada: mi camisa blanca estaba negra de barro y suciedad, mi bañador rajado, las piernas sangrando con los cortes, igual que mi frente, mi brazo izquierdo pegado a mi costado en una posición casi imposible debido al dolor y mi cara con gesto de sufrimiento. Pero el tío parecía estar mirando a un mono que sale de la selva, como si nada...

De cualquier manera estaba eufórico por haber encontrado el camino y aceleré el paso. A los 5 minutos estaba en la carretera y a los 15 minutos llegué a mi bungalow. Llegué por mis propios pies a las 10:30 del día 5 de Febrero de 2010. El peor día de mi vida. Había estado 18 horas perdido en la selva.

Pero lo peor estaba por venir.

Expliqué a la chica de recepción que algo me había picado, que si tenía algo para aliviar. Y mientras me aplicaba una especie de aceite le expliqué por encima mi aventura: había estado en la selva desde las 16:30 del día anterior. Ella parecía conocer la planta, y el consejo que me dio es que no me bañara porque empeoraría las cosas, que el efecto del veneno pasaría en unas horas. Me dijo que si quería ir a la clínica que estaba cerca, pero yo estaba tan agotado y tan cansado que decliné su oferta y me fui a tratar de dormir. Me apliqué por el cuerpo el mismo producto que compré en la farmacia para aliviar el picor de las pulgas que cogí en Malaca y me tumbé para ver si conseguía dormirme.

El dolor era demasiado intenso. Volvi a llorar. Esta vez de dolor.

Hace unos años tuve un accidente con el fuego y me quemé el 12% del cuerpo. El dolor entonces fue inenarrable. Puedo ahora decir que este dolor lo supera con creces. La doctora del hospital al que fui al día siguiente habla de gente que es picada sólo en 3 puntos y se ve incapaz de caminar. Yo había sido picado en más de 100 puntos.

Yo sabía que había sido una planta lo que me había picado, y que su veneno debía de aflojar en algún momento. Sólo había que aguantar. Además, yo estaba en Juara, en la parte Este de la isla, y si quería ir al hospital tenía que aflojar la pasta para el transporte y en ese momento me pareció que lo peor había pasado. Si había podido salir de la selva, podría con ese dolor.

Pero no. Era insoportable. Tras sufrir en la cama durante una hora fui a la clínica que está cerca del bungalow. Allí una musulmana, como la que atiende a un niño muy quejica, me dio unas pastillas y me dio un frasco con un líquido para aliviar las picaduras. Entonces recordé que yo tenía medicamentos en mi mochila. Me tomé el doble de lo que ella me aconsejó, y varias de lo que yo tenía para la fiebre... Me apliqué el líquido y esperé.

A la 1 del mediodía quería morirme. Pensé en coger un hacha y cortarme el brazo, que era la parte que más me dolía. Volví a tomar más pastillas, y a aplicarme más potingue sobre las picaduras, pero nada hacía efecto. El dolor iba creciendo, si es que eso era posible. Noté que la temperatura del brazo era alta, así que probé bajándola. Quizás si la metía en agua fría el dolor remitía... Y me metí debajo de la ducha. Primero el brazo derecho, donde sólo tenía unas picadas. El primer impacto es brutal, y sientes como si te arrancaran la piel a tiras. Pero al cabo de 1 minuto remite y desaparece!! ¡¡Ya no me dolía el brazo derecho!! Sólo tenía que bajar la temperatura corporal para dejar de sufrir. Aunque la chica me había dicho que era peor, ¿qué coño sabía ella? Yo era el que estaba jodido y aquello era inaguantable. Fui metiendo todo el cuerpo, poco a poco bajo el agua. Rabié de dolor como nunca, pero ¡¡el dolor despareció!! Todo lo que tenía que hacer era estar bajo el agua hasta que el veneno perdiera su efecto.

Así que me fui al agua de la playa, al mar, que además curaría mis heridas de los cortes. Allí estuve durante 6 horas, en remojo. Esperando que el veneno se fuera, pero cada vez que salía del agua y esperaba un poco, el dolor volvía. Le pedí a unos ingleses que estaban en el agua unas pinzas y me entretuve en quitarme todas las púas, pinchos y astillas que tenía clavadas por todo el cuerpo. Hasta que se hizo de noche. Después de 6 horas en el agua el cuerpo, además de arrugado, ya no sentía frío ni calor, ni nada, y el veneno estaba ahí, esperando. Así que el truco de la temperatura dejó de funcionar, y el dolor volvió incluso bajo el agua.

Volví a tomarme no se cuántas pastillas y a aplicarme potingue, pero nada, el brazo seguía latiendo con fuerza. Volví a probar con el agua de la ducha, algo más fría que la del mar, pero nada. Sólo podía hacer una cosa, aguantar.

Y aguanté un par de horas, pero aquello iba a matarme. Salí a buscar ayuda a la calle, pero eran las 12 de la noche y todos dormían. Toqué un par de puertas, donde había coches aparcados, para pedir que me llevaran al hospital, pero nadie abrió. Por fin vi a alguien en moto, y conseguí que me llevara al hospital por 40 RM (una pasta).

El camino al hospital duró unos 20 minutos y fue un infierno, porque además de aguantar el dolor, tenía que agarrarme con un sólo brazo al agarre, que el tío iba como loco y había curvas y baches a mogollón. Entre el dolor y que estaba medio drogado por las pastillas pensé que iba a caerme de la moto, pero llegué a salvo al hospital.

Nada más verme y explicarle el tema, el médico de guardia me aplicó una crema blanca que tenían en la nevera, y sobre la marcha el dolor remitió. De nuevo, era sólo cosa de la temperatura, pues cuando la crema se calentó, el dolor volvió con fuerzas renovadas. Pero para entonces, ya había hecho efecto algo de la morfina que me pinchó (no era morfina, pero es muy parecido, según me dijo). Me dio unas pastillas y me dijo que me fuera. Empecé a marearme. En parte por la morfina, en parte porque llevaba 30 horas sin comer nada, así que fui a cenar a un sitio cercano con el chico de la moto. Cuando terminé de cenar, le dije que me llevara al hospital para pedirle al tipo unas pastillas para dormir, pero en el camino pensé en pedirle que me dejara dormir aquella noche en el hospital. Tenía miedo de volver a pasar otra noche insoportable en le bungalow y sin nadie a quien recurrir. Por lo menos en el hospital podría pedir ayuda si me sentía peor. Le pagué 15RM por la consulta y accedió a darme una cama.

Al cabo de un rato aparecieron dos enfermeras y una doctora. Le pedí que me dieran más “pain-killer” o algo para mitigar el dolor, y me pincharon dos veces más: una para el dolor y otra para luchar contra el veneno de las plantas.

Mientras la doctora esperaba a que me hicieran efecto los pinchazos me contó cosas acerca de esa jungla, como que dos chicos se perdieron durante 3 días y ambos consiguieron sobrevivir de milagro comiendo frutos. Que hace unos años otro no tuvo tanta suerte y murió... Siempre que se va a esa selva, hay que ir acompañado de un local, que conocen las plantas y los caminos. Pero sobre todo estaba enfadada, en la manera que se enfadan los médicos con los enfermos que no se toman las medicinas, por no haber ido antes al hospital. Le parecía imposible que hubiera estado desde las 9 de la mañana aguantando el dolor de 100 picaduras de “la asesina”.

Estaba preocupada porque tras media hora de recibir la morfina el dolor no remitía. Es más, yo lo sentía con más fuerza, y empezó a temer que no fuera una planta sino una serpiente o una aranya lo que me había mordido. Pero yo no tenía ni señales de mordedura ni recordaba haber visto una serpiente. Es más, recordaba perfectamente el pinchazo que sentí en el brazo cuando toqué la dichosa planta. Pero al cabo del rato, empecé a sentir que perdía las fuerzas. Ella se fue a dormir, y yo sentía como el cuerpo dejaba de responderme. En parte estaba contento porque dejaba de sentir el dolor, pero en parte estaba acojonado porque me había comido como 20 pastillas, además de 3 pinchazos de morfina. A ver si me quedaba dormido y no volvía a despertar... Así que durante un rato luché contra el sueño y los ojos que se me cerraban, pero pudo más que yo y me quedé frito.

Me desperté al cabo de dos horas, con la boca reseca y el brazo latiendo fuerte. La morfina había desaparecido y el cuerpo me daba convulsiones por el dolor. Me levanté como pude y desperté a las enfermeras pidiendo más morfina o cualquier cosa que me ayudara a rebajar esa sensación, pero tras consultar con la médico, se negaron a darme nada porque era demasiado peligroso y podría tener algún tipo de sobredosis. Pero a mi, a esas alturas, me daba igual. Sería una muerte placentera.

Y así entré en el segundo peor día de mi vida. El 6 de Febrero de 2010

De nuevo, cuando estás pasando una noche en vela y sufriendo mucho dolor, debes tratar de pensar en cosas y mantener a la mente ocupada para que no se concentre en recordar que estás jodido. Así pues, me puse a pensar en distintas maneras de torturar a alguien con las picaduras de ese vegetal. ¿Cómo es que no se les ocurrió a los de la Inquisición torturar con esta planta? Un par de frotes en las partes nobles y hasta el más valiente hablaría. ¡¡Asegurado!!

A las 8 volvieron a darme otro pinchazo anti-dolor y un poco de charla. La doctora me dijo que normalmente el veneno de esa planta “sólo” duele durante 24 horas. Mis 24 h se cumplían en ese momento, pero el dolor estaba lejos de remitir porque el número de pinchazos que yo había recibido era altísimo y la concentración de veneno muy alta. Además, por haber estaba bajo el agua era probable que el aguijón hubiera penetrado más profundamente y el cuerpo necesitara más tiempo para expulsarlo. Así que nada, a aguantar como un machote.

Hoy es dia 8 y aun tengo el veneno en la piel.

Al mediodía me dieron otro pinchazo y la comida, pagué 15RM y decidí irme al Bungalow. El dolor iba remitiendo y me dieron unas pastillas en caso de que volviera de nuevo con fuerza (yo por si las moscas me metí 3 pastillas cada 4 horas).

Pasé toda la tarde intentando despistar a mi mente del dolor jugando al pc. Menos mal que esos juegos chorras tipo “tetris” te ayudan a evadirte y te concentran totalmente en el tema, porque intenté leer y escribir algo y no había manera. Sin embargo, el jugar con el pc fue mi salvación. Esa noche, anoche, conseguí dormir bastante bien. Antes de cerrar los ojos me tomé bastantes pastillas y a pesar de que me desperté varias veces con dolores, en total dormí unas 6 horas.

Hoy he podido desayunar y pasar la mañana relativamente bien. Han pasado más de 53 horas desde que me picó la planta, y sigo sintiendo dolor. Pero ahora, más que dolor intenso, es picor, como hormigas que se pasean por mi brazo y, de vez en cuando, muerden. Ya han desaparecido los picores en las piernas y brazo derecho, aunque las heridas aún estarán ahí un tiempo.

Fotos de la cura en la piernas y potingues en el brazo:



Dicen que lo que no te mata, te hace más fuerte. Yo no sé si esta experiencia me hará más fuerte, pero seguro que me ha hecho más precavido y menos atrevido, sobre todo cuando piso terreno desconocido.

¿Qué hubiera sido de mi si en uno de esos tropiezos me rompo una pierna? ¿Y si me pincho con esa “planta asesina” al principio de perderme y no a 10 minutos de encontrar la salida? ¿Si no hubiera tenido el móvil para iluminarme y encontrar el agua y un sitio donde pasar la noche? ¿Y si en vez de buen tiempo cae una tromba y lo convierte todo en un barrizal? ¿Y si me ataca uno de los animales de la selva? Mejor no pensarlo...

Supongo que habrá alguien quien, tras ver la muerte de cerca, y no exagero, decidiría volver a casa, a la seguridad, plantearse un montón de cosas sobre la vida, escribir una lista sobre lo importante y cumplir sus sueños, abrazar a los seres queridos, etc... Yo voy a seguir siendo “Viajerocan”, porque yo escribí mi lista hace tiempo y AHORA estoy cumpliendo mi sueño, pese a quien le pese. Si algo he aprendido en estos 2 meses y medio de viaje, o más bien recordado, es que la vida es maravillosa, es un milagro que hay que disfrutar, y aún me quedan muchas cosas por descubrir del mundo, y de mí mismo. Y este planeta es muy grande para quedarse en casa todo el tiempo. Este “incidente” sólo me ha reforzado estos puntos, y no me voy a sentir más seguro en casa.

Mientras tanto, por si acaso, rezaré cada noche a mi Ángel de la Guarda. Ahora creo un poquito más en los milagros :)

Nota a la familia: estoy bien. Algo dolorido y avergonzado de haber sido un completo idiota, pero recuperándome. No os preocupéis.

16 comentarios:

  1. Ei tío, joder, vaya tela, al principio tal como iba leyendo me iba haciendo gracia la aventura, pero joder!, con la noche, los ruidos, la lluvia, esa soledad... después la puta planta y el dolor. Vaya tela. Me alegro que estés bien. Justamente el sábado entre al blog y pensé 'joder, no escribe, le habrá pasado algo', (te juro que lo pensé), madre mía, como para escribir estabas!!..., pues nada tío, cuídate, que aún nos tienes que contar muchas cosas. Con cosas así jodidas que me cuenta la gente, leo o que me pasan a mi me doy cada vez más cuenta que la vida hay que disfrutarla a tope. Un abrazo ViajeroCan, ya nos contaras como vas. Sergio de BCN.

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  2. hola gusi
    cuidate tio no hagas mas locuras de esas, idiota no eres,eres un atrevido nada mas y como dices tu estas viviendo una gran aventura y las aventuras tienen sus riesgo y sus precios.
    pero no vuelvas a darnos esos sustos ke estas encima bien lejos para darte dos ostias bien dada por inconsiente jajjaja,
    y eso no lo pongas nunca en duda niño siempre tenemos un angel de la guarda cuidandonos, pero eso no kiere decir ke nosotros no nos cuidemos.te lo juro ke tenia la impresion ke te habia pasado algo porque me extrañaba ke estuvieras tanto tiempo sin conectar y sin escribir,pero tenia una sensacion super rara contigo. al final va a hacer verdad y todo ke te echo de menos jajajajaj.
    cuidate y no hagas mas locura y a sitios asi no vayas nunca solo tio.
    un beso.
    picarona

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  3. Joder, menuda aventura. Me alegro de que al final hayas salido bien parado de esta. Ánimo desde las Rias Baixas.

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  4. joder con los dias!!, ya me intuia algo de separacion.. ( ya me contaras), y respecto a la "aventura", no se que decir, solo que enhorabuena por lograr salir de ese infierno

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  5. HERMANO, CHIQUITA AVENTURA¡¡¡, LA VERDAD Y PARA SERTE SINCERO ME HE DESTORNILLADO DE RISA CON TUS IMPRUDENCIAS, Y CON TODO LO QUE TE HABIA PASADO, SOY CONSCIENTE DE QUE PODIAS HABER TERMJINADO JODIDO DE VERDAD, TEN MAS CUIDADO, Y APRENDE DE UN PARACA, QUE SI NO HAY CHATIS EN LA CASCADA DE LOS COJONES ES QUE NO VALE LA PENA, Y ADEMAS PA LA PROXIMA MEJOR VUELVES POR DONDE HAS VENIDO. MENOS MAL QUE HAS ESCAPADO.JODER CON LA PUTA PLANTA. ERES UN CRACK PARA RECIBIR PICADURAS, ¿¿TE ACUERDAS DE AQUEL GUSANO QUE COJI HACIENDO PESCA SUBMARINA Y TE PICO Y CORRIAS COMO ALMA QUE LLEVA EL DIABLO....TU ORINA FUE LA SOLUCION, ¿¿NO LO PENSASTE??

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  6. Gracias gente. Ahora que han pasado ya lo dias y casi me ha dejado de doler el puto brazo, me descojono de mí mismo, pero me las vi putas putas.

    Miki, algunos matrimonios acaban bien. Otros duran toda la vida :)

    Loren, te has descojonado? serás hijoputa!?!?!?! ahí te kería ver yo! ni paraca ni hostias! Me he ganado un par de medallas lo menos!!

    un abrazo :)

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  7. Qué susto, Gusi, qué mal rato he pasado leyendo esta entrada. El corazón se me salía del pecho conforme iba leyendo e imaginando tu situación, tu miedo, tu soledad, tu dolor.... Por favor, prométeme que serás más cauto en el futuro. No me quitarás el miedo perenne que siento por ti, pero me podré aferrar a esa promesa para calmarme. Te quiero, hijo, y estoy super-orgullosa de ti, de tu valor, tu empuje y, sobre todo, de lo muchísimo que estás aprendiendo en este viaje de mis pesadillas. Mamá.

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  8. Sin Palabras.
    Ahora entiendo tu repentino cabreo por no lo haberme enterado antes de esto..
    Pero cómo iba a imaginarlo! (y sé ke piensas 'lo ke debias haber hecho es leerlo', but u know..)
    Lo he pasado mu'mal leyendo, con el precedente consuelo de saber ke ya pasó, y estás bien.. Pero tiooooooo!!!!!! BFFFFF..... ké toyo te daba xD
    Mi conclusión sería la de la superación personal, sin duda.
    Dentro del miedo lógico has tenido mucho valor, no respecto a la osadía si no al autocontrol y voluntad.
    Abrazo Bro..

    kena.

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  9. Holaa! Soy ty hermano alex! que aventura tan impresionante,! leida desde aqui te diria que eso lo tendrias ke aver pasado conmigo buscandonos la vida juntos hermano! pero habria que vivirlo para ver si opino igual.. espero ke sigas teniendo un viaje tan intenso y sigas deleitandonos y enseñandonos a todos de tus grandes experiencuias! Tu hermano ke te kiere Alex!

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  10. Buenas Gusi menudo trance . Lo del dolor es un mal rollo, pero bueno siempre queda lo de "podía ser peor". Miki me enseño tu "bitácora de viaje" y me alegra saber de tus aventuras por aquí.

    Yo creo que una cosa como esta te curte y a la vez te anima a seguir adelante. Ya tendrás tiempo para volver. Disfruta del camino y por supuesto, sé prudente... el tipo del sacho seguro que pensó: "ahí va otro guiri inconsciente si camina muy mal no estará...".

    Un saludo desde la isla

    luis

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  11. Gracias familia. Aunque todo fuera maravilloso y no me pasara nada, os seguiría echando mucho de menos. Canarias aún me sigue pareciendo el mejor lugar del mundo para vivir. No hay selvas! Prometo mantenerme alejado de ellas! o al menos, pegado a los caminos!

    Gracias Luis, y bienvenido a mi aventurilla. Espero que disfrutes y no tengas que leer más este tipo de experiencias :)

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  12. al final enganché tambien a Luis!!!

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  13. Solo un par de cosillas al respecto del infierno, querido gusanete (seguro que sabes quien soy): En pirmer lugar mi enhorabuena por partida doble, por un lado tuviste los "huebilis" bien puestos para salir vivo, es decir, mantuviste la calma en todo momento, cosa que es lo mas difícil en esas situaciones (supongo), siempre tratastes de mantener la orientación, es probable que alguno de los que haya palmado habrá sido por eso, ha perdido la sangre fria y ha salido corriendo despavorido en cualquier dirección selvática. Por otro lado, también te felicito por tu forma de contar las cosas que vives, creo que lo haces mas que bien, se te lee de un tirón, con facilidad.
    Bueno, !al carajo las felicitaciones!, la otra cosilla que te quiero decir es que te doy la razón en cuanto a la indescriptible "jilipollez" cometida y que me gustaría tenerte a mano para darte un buen "cogotazo", como los del abuelo ¿eh?. Pero bueno, como eres un listillo, seguro que por la selva ya no irás mas que por los "caminitos" ¿ok?.
    Oye, un abrazo muy fierte y adelante con tu inolvidable viaje !con dos cohones!

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  14. joder super pri!!! vaya con la mierda cascada!! es que vaya tela con el niño este que nos va a matarr!! mira menos mal que he leido esto cuando estas aqui que sii no que agobiooo por dios!!

    un besetee

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  15. jooooderrr tio, fuerte movidon!!! me alegro que se haya quedado en un susto, grande, pero susto... y que las heridas no hayan hecho sino reforzarte como dices! de todo aprendemos tio... yo tb he sido un imprudente muchas veces, pero aprendemos a no serlo teniendo oportunidades en la vida... pero se van acabando jejejeje creo que hay un cupo... no se cuantas, y no se si cada uno tiene las mismas :p abrazo amigo!

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  16. Gracias Luisete, con esta creo que van 4 las vidas que he gastado jajajaja Espero que sean 7 al menos :P Un abrazo

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