jueves, 11 de marzo de 2010

En Laos!! Luang Nam Tha

10-3-10 Udomxai (Muang Xai)

Laos es especial. Tiene una magia distinta a todo lo que he visto hasta ahora. Aún guarda mucha de la tradición nacional y está lleno de pequeñas aldeas que viven y trabajan con los métodos ancestrales heredados de sus antepasados. Carreteras sin asfaltar, aldeas construidas sobre troncos, mujeres tejiendo, animales corriendo entre niños que cargan con otros niños más pequeños, ríos y pescadores... Laos es Laos

Salí de Chiang Mai hacia Chiang Rai es el autobús público. Creo que tardó unas 4-5 horas. Al llegar me subí a un tuc-tuc y le dije que me llevara a una guesthouse barata. Me enseñó unos folletos publicitarios y escogí “Chian House”, donde las habitaciones más baratas valen 120 baths. Según la dueña, estaban ocupadas, así que cogí una de 180 (no llega a 4€). Wifi, piscina, restaurante...El lugar estaba bien para pasar unos días, pero yo ya había acabado con Thailandia. Tenía unas ganas locas de llegar a Laos. Salí a dar un paseo y a cenar y me acosté pronto.

Por la mañana cogí tuk-tuk a la estación y otro bus a la frontera, y desde allí un tuk-tuk al río. ¡¡Ya veía Laos en la otra orilla!!

Tras pasar por la oficina de inmigración thailandesa y sellar mi pasaporte, pagué 40 baths para la balsa que me cruzaría el Mekong.

Aquí Thailandia, allí Laos



En la otra orilla lo primero que encuentras es inmigración, donde tras pagar 36 dólares (no olvidarse de llevar una foto) consigues 30 maravillosos días en Laos :)

Algunos de los que íbamos en la barca cogimos transporte para la estación de autobuses para escoger destino. Yo decidí ir a Vieng Phukha y hablando con Marco “Polo”, un irlandés, decidió venirse conmigo. Más tarde descubrimos que nacimos el mismo día del mismo mes del mismo año!! Qué casualidad! Creo que es la primera vez que conozco a alguien con quien comparto exactamente la misma fecha. Compramos tickets y tuvimos suerte porque el bus salía sólo 5 minutos más tarde. Si nos llegamos a demorar un poco, nos toca esperar más de 4 horas para el siguiente!

Allí mismo, en la estación, compré un par de “BeerLao”, la cerveza nacional y, según los expertos, de las mejores del mundo. ¡¡Bienvenido a Laos!!



El viaje se hizo bastante largo, aunque mucho menos de lo que esperaba. Según la guía, se tardan 5 horas y media hasta Vieng Pucka. Sin embargo, tardamos sólo 3 y media hasta Luang Nam Tha. Porque sí, el chófer no se acordó de que nosotros nos debíamos bajar antes...y sin carteles en las carreteras que indiquen distancias o nombres de pueblos, nosotros no nos dimos cuenta tampoco. Sólo cuando llegamos y se bajó todo el mundo del bus, nos confirmaron que estábamos en el destino equivocado... Weno, será cosa del destino. Ya nos quedamos allí. De todas maneras era mi siguiente destino, así que tampoco pasa nada.

Por el camino fui tomando contacto con el paisaje del país. La zona norte, donde entramos, es muy montañosa y bastante verde. Aunque también hay muchas zonas taladas para plantar el árbol del caucho. Aldeas de madera y campos de cultivo secos. Muy secos. Este año está siendo de sequía en el país, y las cosechas han bajado muchísimo, entre un 25 y un 40%. Así que muchos campos están sin ser trabajados por falta de agua.




Las carreteras de Laos están a medio hacer aún. Ese trayecto fue bastante bien porque ese tramo está bien asfaltado y, salvo algunos lugares puntuales, fuimos bastante rápido. Aún así, se le pinchó una rueda rueda al bus. Sin problema, los muchachos la cambiaron en un pispas y apenas estuvimos parados 20 minutos.



En Luang Nam Tha me pillé una habitación estupenda por 60000 kips, con tele, agua caliente en baño privado y la mejor cama donde he dormido en estos 4 meses. Agradecí la colcha gruesa, y es que aquí hace fresco por las noches.

El kip laosiano es la moneda del país, y el cambio por un euro está alrededor de los 11000 kips. Una birra de 80cl cuesta 10000 kips, lo mismo que un plato de arroz frito con verduras y huevo u otros platos locales. Es un país algo más barato que Thailandia.

La primera noche cené con Marco en uno de los restaurantes de una guesthouse. Pedí comida occidental: ternera con verduras en salsa de queso azul. Muy rico, pero muy escaso. Sólo pusieron 2 trocitos ridículos de ternera... Está claro que hay que comer comida local si uno tiene hambre de verdad. No escatiman con arroz o fideos, pero carnes o pescados mejor comprarlos en el super y hacerlos uno mismo.

Decidimos alquilar unas bicis al día siguiente e ir juntos a dar un paseo por los alrededores. Las hay de varios precios, pero cogimos las más caras por 25000 kips el día (2 euros y pico). Una gozada de bicis. Lo primero fue ir a ver una enorme stupa al oeste del pueblo, pero nos perdimos entre los campos de labranza y no hubo manera de encontrar la ruta, sólo bueyes y campos secos, así que volvimos a la carretera principal.



Un poco después del mini aeropuerto vimos muchísima gente haciendo coro, y nos acercamos a ver qué pasaba. Peleas de gallos. Me extrañó ver que no estaban apostando dinero...eran como enfrentamientos amistosos, o de entrenamiento. Y debo decir que no me dieron pena ver a los gallos pelear mientras se arrancaban la cresta el uno al otro. Me llevan jodiendo 4 meses con sus cantos de madrugada!



Luego visitamos un templo budista. Bastante sencillo. Todo es más sencillo en Laos.




Paramos a tomar una cerveza en una guesthouse en la orilla del río. Éste está bastante limpio, pero con poco caudal debido a las pocas lluvias de este año.



Pasamos por varias aldeas. Casi todas las casas son de madera y están construidas elevadas sobre troncos. La razón de esto es para evitar inundaciones en en la época de lluvias, y para protegerse de los animales salvajes. Ahora no los hay, pero hace un par de generaciones no era extraño que los tigres y otros cazadores se pasearan por la zona y de vez en cuando devoraran a alguien. En el poblado la vida pasa despacio. Los hombres están en el campo, los niños en la escuela, la mayoría de ellos, y las mujeres trabajan los alimentos cosechados, cosen o hacen artículos artesanales. Es curioso ver que, al igual que en Indonesia, la mayoría de las casas tienen adosada una antena parabólica.




Seguimos pedaleando viendo bonitos paisajes agrestes. Era el día nacional de la mujer en Laos, y muchas familias estaban comiendo juntos en la entrada de la casa.



Llegamos a otro poblado más alejado, y los niños nos recibieron con gritos de “Sabai-dii!! Sabai-dii!!”, que es “hola” en laosiano. Nos perseguían tras la bici, así que paramos y le hicimos reir un rato con tonterías. Les pedí un balón de fútbol, pero parece que no tenían. Ellos juegan con gallinas!! El chico de la camiseta azul tiene una gallina en las manos.




Nos paramos a comer en un restaurante de madera en la carretera. Buena comida, aunque nos trajeron lo que les dio la gana, y no lo que habíamos pedido! Pedimos arroz con pollo y papas fritas, y nos trajeron una sopa de cebolla, riquísima, un plato de verduras y otro de arroz frito con pollo.



Allí unos locales nos animaron a sentarnos con ellos y nos invitaron a su “BeerLao”. Estaban en fase de hacer amigos...tenían como 10 botellas vacías sobre la mesa y un puntillo muy gracioso. Muy amables y agradables, aunque ni papa de inglés. También había varios grupos de chicas comiendo juntas, y bebiendo cerveza aunque no aparentaban tener más de 15-16 años. Pronto se pusieron a cantar karaoke.

Seguimos hacia una cascada y descansamos allí un rato. Con más caudal hubiera estado más bonita, pero mis pies agradecieron el agua fresca. Allí de nuevo nos invitaron a sandía una gente que estaba comiendo :)

De vuelta al pueblo pasamos por algunos sitios muy bonitos. La vida pasa despacio en el norte de Laos. Sin apenas coches, sin ruidos. La gente aprovecha lo que tiene a su alcance, como el río, donde normalmente se bañan y lavan sus cosas.




Cenamos de nuevo juntos Marco y yo, y pensó en apuntarse a algún trekking de varios días. Yo no estaba convencido, que ya he hecho varios trekkings de esos, y lo decidí al día siguiente: haría un trekking de un sólo día. En Nam Tha hay un parque natural muy importante, y sería un pecado no visitarlo. Por la mañana nos despedimos y me fui con mis compañeras de trekking, dos chicas holandesas. Se trataba de un trekking muy ligero, con unas 5 horas de marcha, a través de una montaña y visitando también una pequeña aldea... Estuvo entretenido, aunque demasiado light para mi gusto, esas 5 horas en realidad fueron unas 2 horas reales de marcha, porque cada 20 minutos parábamos a “descansar”. Supongo que en parte porque el guía tenía una resaca de escándalo. Como dije el día anterior fue fiesta nacional, y nos dijo que se había cogido un pedo con el “lao-lao”, un licor que fabrican ellos, parecido al whisky, fuertecillo.

Por el camino nos iba explicando para qué usaban algunas plantas, como esa que tiene en la mano, que se usa para cocinar y huele a cebolla.



El paseo fue muy suave, y no vimos ni pájaros ni animales. Apenas hice esfuerzo necesario para sudar, las subidas eran ligeras. Las chicas holandesas muy simpáticas, y yo tuve tiempo de hacer un poco el ganso.




Eso es un hormiguero!!



La aldea que visitamos se llama “Nam Bru” y pertenece a una minoría inmigrante del sur de china. Son agricultores y su traje tradicional es negro. Tienen mogollón de niños, así que tienen un colegio muy humilde. Eso que hay en la esquina inferior derecha, es la sirena del colegio: la golpean con una piedra para llamar a los chavales a la clase. Y, como en todos lados, hay decenas de animales correteando por el lugar: cerdos, gallina y patos.





Cuando llegamos al centro del pueblo, la jefa del poblado nos regaló una bandolera hecha a mano a cada uno, de tela, y recibió el dinero del guía. En Laos, los poblados visitados reciben dinero por parte de las operadoras de turistas, y limitan las visitas a un máximo de 2 por semana, para no impactar demasiado en su cultura. Es una manera muy interesante de que el dinero llegue a quien más lo necesita, ya que verdaderamente gran parte del interés del turista es visitarlos a ellos.



Esa noche cené en el mercado, donde se ponen decenas de puestos y se reúne la gente a charlar. Allí conocí a un vasco y a dos japos y pasamos la noche juntos. Uno de los japos, un abuelete de 65 años, bebía como un cosaco, y al preguntarle por el lao-lao se levantó de la mesa y vino con una botella de algún licor raro chino. Al poco habíamos acabado la botella y fuimos en msión imposible: buscar un bar o garito donde seguir tragando. Acabamos en una fiesta de los funcionarios del pueblo. Nos invitaron a bebida y comida, y a bailar. Que risas. Te ponen lo que sea en el vaso, y esperan a que lo bebas mientras te miran fijamente, para rellenarlo de nuevo seguidamente. En un momento determinado el vasco estaba bebiendo en su vaso una mezcla de whisky, con coca-cola y cerveza. El de amarillo es él.



Y ya al día siguiente, después de 3 noches en Luang Nam Tha, decidí moverme a Udomxai, punto de conjunción de varias carreteras nacionales. Y aquí hace un frío que pela!!

Hasta pronto!

4 comentarios:

  1. ¡¡que guapo, estar conociendo peña diferente cada rato¡¡¡ y que guapo que la peña de laos sea tan abierta y apesar de su humildad tan generosos. joder hubiera pagado por pasar esa noche de fiesta contigo. venga ¡¡¡¡a topè¡¡¡¡

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  2. Hola!!!!que bien suena que la gente sea tan amable y que estes rodeado de medio natural sin coches ni prisas de la vidad que llevamos aqui.
    La cerveza tiene muy buena pinta, y ese licor,estaba muy fuerte??
    bs.Fátima.

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  3. Cada día estoy más enganchada a tu blog. Aunque desde el "incidente" en la selva aquella ya leo siempre con cierto temor, el caso es que me encanta cómo lo relatas todo y, a veces, hasta me despiertas una envidia sana que no veas... qué lugares tan atractivos describes. Sobre todo, ahora me imagino en Laos, con esa paz y esa vida tranquila y pscífica; sabes que yo me integraría rápidamente en un lugar así.
    Ah!! que no seas malo con los pobres gallos que sólo cumplen con su misión de dar el coñazo, y ¡es detestable ese "deporte" que hacen con ellos!. Te quiero, te sigo y te echo de menos muchísimo... ¿de verdad que vas a tardar mucho más en volver a casa?, Abrazos muchos. Mamá.

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  4. -Fati, el licor ese es como tekila, dinamita!
    -Ma, los gallos son muy cabrones, me despierdan cada dia a las 6. CADA DIA! Laos sería ideal para tí. Es como fuerteventura, pero más verde y sin coches y tal, sobre todo el Laos rural. Aquí el dueño del tinglao es el silencio. Mucha paz :)

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