Solo, tradici'on y cultura

28-12-9 Yogjakarta, Java, Indonesia

Fueron 4 días en Solo. Para mi ha sido uno de esos sitios de los que no esperas gran cosa, y que sin darte cuenta te enganchan y te quedas más días de los que tenías pensado. Es una ciudad tranquila y tradicional, que compite con Jogjakarta por ser el centro cultural de Java.

Nada más llegar, me pillé uno de esos carro-bicis que empujan los locales con sus piernas. La mochila ya pesa 20 kilazos y no es plan de joderse la espalda :D

Este simpático señor posó sonriente al dejarme en el hostal donde pasé la primera noche.



Por 40000 rupias tenía habitación (menos de 3€) en el “Pondok Dagdan”, al lado del Kraton, el palacio real. Lo bueno es que es un lugar tranquilo alejado de carreteras y ruidos. De hecho, yo era el único alojado allí....Lo malo es que no incluye desayuno y está demasiado lejos del centro. Después de patear muchísimo ese primer día, decidí que al día siguiente me cambiaba a otro. Pateé el centro para ver otras posibilidades, pero la mayoría de hoteles estaban “full”. En un callejón encontré el “Istana Griya”, donde por 60000 tenía desayuno (una tortilla francesa rellena de arroz), internet, y a 2 pasos de la calle principal. Además, los dependientes son muy agradables y desde allí se pueden contratar varias salidas culturales.

Ese primer día lo dediqué a patear. Me encontré con una amplia avenida llenita de puestos de “comida rápida indonesia” cada uno especializado en un plato, que mostraban en vistosos carteles, y es que puedes pedirte cualquier cosa que en menos de 2 minutos lo tienes en la mesa. La avenida tenía mucha vidilla joven, parejas y familias paseando y comiendo, y música en directo en distintos puntos. Así que me senté para pedir una especialidad local y aunque no recuerdo el nombre , sí sé que no me gustó demasiado. Nada como los spaguettis fritos a los que ya soy adicto....

Al día siguiente me puse en pié a las 7 de la mañana, y es que si no te despiertan los gallos, lo hacen los de la mezquita rezando, o directamente la gente de la calle jaleando con sus cosas... De todas maneras, esto de viajar suele cansar bastante, y a las 23 suelo estar hecho polvo y me quedo frito.

Tocaba dar un paseo por el “Kraton” de la ciudad, que es algo así como el palacio del rey. Aún vive allí la familia descendiente de los antiguos gobernantes de este mini-reino, aunque sin verdadero poder político. Gran parte del enorme complejo está dedicado a museo, y se pueden ver carruajes antiguos, joyas de plata y bronce, armas, etc... Lo que más me impactó fueron dos magestuosos árboles que tienen pinta de tener 10 mil años. Por lo visto fueron trasladados aquí junto con el resto de los ar´ticulos reales cuando se cambió la capital del reino a esta ciudad. Aquí algunas fotos del Kraton:





Por la tarde me cambié de hotel y dediqué los siguiente 2 días a dar paseos por las calles de la ciudad, jugar al ajedrez con cualquiera que estuviera sentado frente a un tablero, beber batidos de frutas y visitar más museos. Tocarme los cataplines, b'asicamente.







La curiosidad de hoy: si, tienen semaforo para las bicis :)


El último día compré un paquete turístico en el hostal. Se trataba de toda una mañana en bicicleta visitando distintos sitios interesantes. Había decidido que la día siguiente me movía a Jogya, así que aflojé la pasta, 80000 rupias (menos de 6€) y me uní a una pareja de neozelandeses para pedalear. Llegué el último, así que me tocó la peor bicicleta, la que usan para los críos... tras retocar la altura de sillín (no tenían herramientas para regular el volante), nos pusimos en marcha.

La primera parada fue un taller tradicional donde se elaboran los famosos muñecos que se usan en sus representaciones teatrales. Se pueden hacer de varios materiales, pero el más apreciado es el que se saca de la piel de los búfalos. Tras cortar y secar el pellejo, con un pequeño martillo y cincel se le da forma al dibujo, que luego se pinta. Queda curioso, pero por alguna razón yo los veo algo tétricos, como demoníacos...





Luego cruzamos el ríopara ver cómo se elabora el tofu, una especie de pasta que tiene la apariencia de queso blanco. El proceso es más bien sencillo: semillas machacadas, mezcla de ingredientes a alta temperaturas, compresión y corte. Dos cosas curiosas que encontré en esta visita: la primera es que usan dos clases de tofu, el indonesio y el estado-unidense, que importan por falta de materia prima para la enorme demanda que tienen aquí. La segunda es la total falta de cualquier control de higiene o de calidad en el producto. TODA la choza donde se fabricaba aquello era un lugar bastante sucio, con capas de polvo de 3 dedos, y en el techo telarañas con más años que la propia casa... No es que me importe demasiado, yo no soy muy tiquis-miquis, pero coño, una cosa es ser dejado y otra es trabajar entre la mierda, y más fabricando “alimentos”. Nos dieron a comer tofu frito, recién hecho, y muy rico.




La tercera parada fue a una fundición donde elaboran los tradicionales “gongs”, que usan para sus ceremonias y como instrumentos musicales. Aquí me quedé de piedra: utilizan el mismo sistema que hace 1000 años. Cogen una mezcla de cobre y estaño, le dan fuego, y ala!, a darle martillazos hasta que coge forma. El proceso puede durar 18 horas o más, durante las cuales no se descansa. Son 4 hombres los que dan martillazos al unísono mientras otras dos personas se encargan de mover el metal en el fuego y otro se encarga de alimentarlo. En aquel lugar debía de hacer como unos 50 grados, y los trabajadores no llevaban nada que les pudiera proteger de algún hipotético accidente. Y luego nos quejamos en España si el ratón del PC no se mueve bien...

Aquí un video de esta forja.







Siguiente parada: laboratorio del Arak, la bebida alcohólica indonesa. Creía que se saca del arroz, pero no, también hay otra variante que se saca de la caña de azúcar. Aquí más de lo mismo, condiciones de trabajo chungas e higiene inexistente, para un resultado excelente. No entendí demasiado el proceso de elaboración...estaba catando el material mientra lo explicaban, pero básicamente se trata de fermentar y luego usando unos quemadores se saca el alcohol del tema... Aproveché para comprar a precio de fábrica: un litrazo de arak por 7000 rupias. El valor en el mercado normalmente es de 50000 O_o ¡¡Toma castaña!! Y eso contando con que no te la den con queso. En los últimos 2 días me ofrecieron arak en un par de sitios y uno que es inquieto por naturaleza se prestó a probar el susodicho, solamente para comprobar la estafa: 50% arak mezclado con 50% agua. No señor...gracias. Así que esa noche dejé de lado el absentismo que prediqué los últimos 5 días e invité a la gente del hostal a unas copazas :)




Curiosamente todos los sitios que estábamos visitando estaban fuera de Solo, excepto la fábrica de muñecos. Por lo visto los artesanos siguen viviendo como antiguamente, en pequeños gremios a las afueras de la ciudad: el gremio de los fabricantes de tejas, el de los fabricantes de galletas, etc... Muchos campos de arroz, gritos de “mister” por todos lados, y sonrisas infinitas. Algunas mujeres se acercaron para ver de cerca la pálida piel de la chica neozelandesa, que era verdaderamente blanca. Se asombraban de que no se quemara con el sol. Bonitos paisajes:





La siguiente parada fue una fábrica de tejas, en su gremio. Miles de tejas secándose al sol y enormes hornos.



Luego vimos el proceso de fabricación de una especie de pasta que creo recordar que se llamaba “ayam”. Tras un proceso de 28 días, las bacterias hacen su trabajo sobre unas blandas semillas y convierten el compuesto en una especie de galleta que puedes comer directamente, freir, asar, etc... Es tan sencillo como envolver en una hoja las semillas. La naturaleza hace el resto.


De camino a la siguiente parada, cruzamos el río por un puente. Allí un grupo de chavales parecía pasárselo en grande, saltando desde el puente, peleando entre ellos, etc... Al vernos, se pusieron como locos a gritarnos de todo, pletóricos al ver que les sacábamos fotos. Practicaron su mejor inglés, y nos dijeron cosas como esta:

 Alá Madrid! Visca Barsa!
 Mister, come to water!
 Mister, I love you!!



La penúltima parada fue la fábrica de aperitivos. Del arroz partido, del malo que no se puede usar para cocinar, hacen una pasta que, cortada y frita, se convierte en un excelente tentenpié. Es como los “fritos” de Matutano. Sabe prácticamente igual, aunque le falta el sabor barbacoa de éstos. Aquí me animé y me puse a ayudar a las simpáticas abuelas, que se descojonaban al ver mi torpeza. En lo que yo sacaba 20 galletas, ellas habían hecho 100. Luego les compré una enorme bolsa por...no me acuerdo cuánto, pero regalados. Aún me quedan....

El proceso es simple: se machaca el arroz, se mezcla con algo y se hace pasta. Luego se mete en molde para hacer barras, que se cortan en finas capas para hacer las galletas en sí mismas, que se dejan secando durante un par de días al sol. Durante la época de lluvias es cuando peor lo pasan, porque la lluvia es muy impredecible, y se puede poner a tronar en cualquier momento, mojándoles el material, y es cuando se vuelven locos metiendo las tablas pa´dentro. Y digo yo: ¿no les sale más fácil poner un toldo plegable? Cuando las galletas están secas, se fríen. Y listas para comer. El caso es no desperdiciar nada de arroz :) Y es que estos indonesios comen arroz para desayunar, para almorzar y para cenar. De hecho, últimamente han tenido que importar arroz de Thailandia. Y su índice de natalidad sigue aumentando. Me pregunto si no deberían pensar seriamente en limitar un poco su población...





Por último fuimos a ver el proceso de fabricación del “batik”, la prenda de ricos colores típica de java. Se usan varios sistemas: estampados y pinturas a mano. Pero esto no me interesa demasiado, así que saqué un par de fotos y esperé bebiendo fuera.




Al día siguiente cogí un tren por 8000 rupias (0,60 ctm) a Jogjakarta. Pero eso, esto, es ya otra historia. Próximamente, más!

Aprovecho para meter un video que hice hace tiempo de los Dragones de Komodo en Rinca y que no hab'ia podido subir: